A primera vista, uno podría suponer que estas manipulaciones se realizan digitalmente, pero no lo son. En su última serie fotográfica, el artista holandés Juuke Schoorl explora la maleabilidad de la piel humana, haciendo de esta una masa plástica o de plastilina, sin tocarse el corazón ante el dolor.

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Haciendo uso de técnicas simples para modificar la forma y la textura de los cuerpos humanos, es interesante admirar lo mucho que el aspecto de la piel puede cambiar con la más ligera de las alteraciones.

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Su proyecto, titulado REK (“STRETCH” en holandés), se realizó utilizando materiales convencionales como cintas, cuerdas de nylon y varillas delgadas de plástico para dar forma al sujeto antes de fotografiar.

Al respecto el artista comenta sobre su trabajo: “Soy capaz de dar forma temporal en texturas y figuras sorprendentes. No sólo destacando la flexibilidad y capacidad de adaptación, sino también la función de nuestra propia tapicería biológica que, aparte de sus capacidades de protección también podría servir como un medio de expresión estética, posiblemente en forma de un vestido menos la moda“.

El experimento físico de este artista plástico y fotógrafo, es un trabajo en el que aborda las texturas naturales inherentes al cuerpo, hace de la piel un lienzo efímero y nos transmite su obsesión extrema con el marcado en la piel, haciendo de esto un placer duro de ver.

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