El célebre arquitecto mexicano Luis Barragán (1902-1988, premio Pritzker 1980) es motivo de controversía a casi 30 de su muerte. Y es que una artista plástica utilizó parte de sus cenizas mortuarias para generar, con ellas, un diamante que se integró a una exposición de arte hace algunos meses.

El procedimiento requirió la exhumación de los restos del que seguramente es el más prestigiado arquitecto que ha dado México, los cuales fueron sometidos a un proceso químico para convertirlos en carbon y posteriormente en grafito para y finalmente ser expuestos a altas temperaturas para convertirse en una gema preciosa.

Este proceso suele realizarse, a solicitud de amigos y familiares, para darle a las personas un final diferente y valioso, pero genera molestias cuando no existe un permiso expreso por parte de las personas cercanas al difunto.

La exhumación del cuerpo de Barragán se llevó a cabo por inicitiva de la artista Jill Magid, quien aduce que contó con el respaldo de la Fundación Tapatía Luis Barragán y autoridades culturales del estado de Jalisco -donde nació el arquitecto-, además de la venia de algunos familiares para realizar esta pieza a exhibisre en la exposición The Proposal, que se exhibió en una galería de arte en Suiza.

El hecho, ocurrido en 2015, causa hoy la indignación de -otros- familiares de Barragán y del sector intelectual y arquitetcónico de México, quienes exigen una investigación a fondo que aclare la profanación de los restos mortuarios del único arquitecto mexicano de la historia que ha recibido el prestigiado premio Pritzker.