Un buen packaging expresa diseño, pero también los valores de una marca

Quién no ha escuchado aquella frase que dice “de la vista nace el amor”. Es innegable que la conexión de las personas con algo muchas veces comienza a partir de una imagen y, cuando hablamos en cuestión de marketing, esto aplica mucho.

Sobre todo cuando en la actualidad el consumidor se vuelve cada vez más exigente y consciente de su entorno. Un buen diseño no basta, necesita otros atributos que lo motiven a inclinarse por algún producto.

En ese sentido, el empaque o packaging puede ser uno de los recursos más poderosos para conectar con el consumidor. Ya sea funcional, eco-friendly o con mensaje social, este elemento del producto suele ser fundamental.

Recordemos los datos proporcionados por la Global Association for Marketing at Retail, que sugieren que el 76 por ciento de las decisiones de compra se toman en el punto de venta.

De tal forma, el recipiente o embalaje que viste a un producto tiene la capacidad de fortalecer las relaciones entre marcas y compradores desde aspectos tan complejos como la generación de confianza.

Así lo confirma un estudio realizado por C Space, cuyos resultados señalan que el 39 por ciento de los consumidores confía en una marca gracias a la presentación o empaque que caracterizan sus productos, por lo que cumplir con sus expectativas puede motivar una decisión de compra.

Una extensión del ADN de marca

Pero la confianza no se gana sólo con un buen diseño, claro que este es fundamental, pero también tiene un gran peso el hecho que comunique los valores de las marcas.

Al respecto, vale la pena recordar lo que señala el informe Global Packaging Trends elaborado por Mintel, en el que se refiere que las marcas se adaptan a las expectativas de sus clientes para ofrecer experiencias de consumo cada vez más personalizadas.

En ese contexto, el envase debe “hablarle” al consumidor, atraerlo, convencerlo de llevárselo y de mostrar empatía con sus convicciones o principios.

Un ejemplo de ello lo encontramos en las nuevas latas que Coca-Cola lanzará como parte de su campaña ‘Es hora de juntarnos a comer’, con la que continúa expresando su compromiso social, y que te mostramos de manera exclusiva.

Se trata de los empaques de la campaña de Fooding, cuyo objetivo primordial es ilustrar la propuesta de resaltar el poder de la comida para unir a las personas, incluso aquéllas que se creen diferentes.

De tal forma, Coca-Cola encontró en el trabajo de la ilustradora británica Camilla Perkins, el estilo ideal para poder expresar gráficamente su mensaje.

El resultado se traduce en ocho ilustraciones -dos en cada lata- que nos permiten ver a personas con rasgos particulares compartiendo una comida que, en conjunto, representan algo distinto:

Un abuelo conservador y una adolescente liberal, compartiendo un mismo sándwich.

Una mujer ejecutiva con un obrero, ambos comiendo tacos, comida universal y democrática en México.

Un policía junto con un “skato”, conviviendo en el mismo puesto de hot dogs.

Una chica occidental con una de Medio Oriente, comiendo comida China que ha conquistado también Occidente.

Conectar con el consumidor

Sin duda, el packaging es uno de los elementos que suelen distinguir a los productos de las marcas, puede ser el principal diferenciador respecto a la competencia, por lo que es considerado uno de los elementos que ofrece mayores posibilidades para establecer estrategias de marketing efectivas y redituables.

En ese contexto, en la actualidad un buen empaque o packaging puede ser un recurso perfecto para complementar el mensaje que busca proyectar una marca a la hora de conectar con el consumidor.