Ciudad de México, a 8 de diciembre de 2016.

 

Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México
PRESENTE

He leído detenidamente la convocatoria que se liberó el día de ayer para el concurso de diseño del logotipo del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y con este motivo, quisiera externarles algunas preocupaciones y anotaciones, mismas que enumero con el propósito de ser puntual y claro:

1.- Se invita a diseñadores en una convocatoria pública

Se lee: «Considerando lo anterior, Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, S.A. de C.V. (“GACM”) convoca a profesionales del arte gráfico al concurso para diseñar el logotipo, imagotipo o emblema que dará identidad institucional al NAICM (el “Concurso”)». Si la convocatoria va dirigida a profesionales del arte gráfico, ¿por qué se abre al «público en general con habilidad en el dibujo y el diseño»?

El diseño gráfico es una profesión que requiere como mínimo cuatro años de preparación universitaria, y ustedes la degradan a tan solo un «gusto» o una «habilidad». Pensando en lo mismo, ¿por qué no se abrió el concurso para levantar los edificios a alguien que sea muy bueno en geometría, en dibujo a mano alzada o en dominio de AutoCad y se cerró a manos de expertos en la materia?

No solo es un llamado que denigra a los profesionales gráficos, sino que deja ver poca relevancia que le dan a la imagen gráfica, contradiciendo aquellas conductas que en su momento hablan sobre la importancia de la imagen, como incluso el manual de identidad del gobierno federal que incluyen en dicha convocatoria, el cual fue encargado a personas profesionales, no a «personas con habilidades para el diseño».

2- El propósito del concurso es meramente estético, sin un aporte claro a la comunicación. Un resultado final limitado.

En la convocatoria hacen mención de «Los concursantes deberán enfocar sus ideas y diseños al objetivo central: La puerta de México al Mundo. Podrá obtener más información acerca del proyecto consultando: www.aeropuerto.gob.mx». Llama la atención el hecho de poder proponer una idea, no una estrategia de comunicación, lo cual hace muy difícil conectar con un concepto claro, que se intuye no existe (de otra forma se comunicaría), y que dejará la decisión al jurado con bases meramente estéticas y a gustos personales. Se convierte, pues, en un juego de tiro al blanco, donde va a ganar al que le «atine a la idea».

Un logotipo o símbolo debe probarse, optimizarse y ajustarse, más aún con el alcance de un imagotipo de estas dimensiones. El hecho de que el final no sea sujeto a un proceso de mejora y ajustes implica el desconocimiento de lo que un proceso de implica. Resulta imposible plantear una estrategia de comunicación efectiva sobre un producto final sin que esté sujeto a ajustes y trabajo posterior. El hecho de que puedan declarar el concurso desierto, hace ver que ninguna propuesta será sujeta a este trabajo de mejora.

3.- Se trata al logosímbolo como un elemento independiente a una imagen corporativa

Para que el logotipo o símbolo sea efectivo, debe estar acompañado de una identidad corporativa, estar acompañada de una tipografía institucional, un sistema icónico de señalización, el establecimiento de elementos secundarios como colores, tipografías y ornamentos. No puede plantearse de forma independiente sin un seguimiento adecuado sobre su funcionamiento y ejecución.

En el ejercicio profesional del diseño, quien diseña la imagen lo hace pensando en el trabajo que implicará acompañarlo eficientemente, no como un producto único.

4.- Se pueden realizar ajustes

El llamado es —esperando contar con el soporte del gremio de los diseñadores gráficos—, a modificar su convocatoria del concurso. Puede realizarse a través de alguna organización de diseño o bien, convocar a concurso de la misma manera como lo hacen para todos los demás elementos del aeropuerto, mediante licitaciones o entrevistas personales con profesionistas interesados en participar. Contratarlos por sus capacidades, trayectoria, portafolio, metodología y propuesta económica.

De esta manera se estaría proyectando al diseño como lo que realmente es, una actividad donde el talento es imprescindible para obtener resultados que le den el impulso y promoción al aeropuerto de una manera dirigida —y no al azar— sobre lo que se pretende proyectar.

Diseñar la imagen de un proyecto de la envergadura del aeropuerto más importante del país, debe nacer de profesionales del diseño gráfico, ya que su propósito no es crear una imagen que se quede en el plano estético, sino que se consideren variables de funcionalidad y comunicación empatadas a proyectar fielmente la personalidad del aeropuerto, un trabajo que otros han sabido utilizar para la eficiencia y comodidad de los usuarios, como en el caso de Charles De Gaulle en París, cuyo diseño fue encargado a Adrián Frutiger, derivando en un producto de alta calidad que trascendió más allá de sus terminales, en dar la personalidad misma a un sistema de señalización que hoy es universal.

Los diseñadores de México invertimos en estudios, equipos, material de trabajo, capacitación continua, pagamos impuestos y cumplimos nuestras obligaciones como ciudadanos y en reciprocidad solicitamos que tanto el gobierno como las autoridades aeroportuarias en cuestión actúen en consecuencia, no solicitando trabajo especulativo, con prácticas poco éticas denigrando una actividad económica importante para el funcionamiento de este país. Existe el talento en México para que este proyecto supere las expectativas, solo es cuestión de que se abra la oportunidad.

Muchas gracias
Mario Balcázar

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.