Una de las responsabilidades más sustanciales de la creatividad visual consiste en garantizar condiciones de seguridad, habitabilidad, salud y protección a través de una arquitectura desarrollada con compromiso social.
Para los grupos sociales que cuentan con condiciones más desahogadas tales exigencias no parecen ser un problema en la mayoría de los casos, pero en los grupos más vulnerables sí se convierte en una necesidad imperativa que por desgracia no siempre se puede llevar a cabo con éxito.
La Declaración universal de los derechos humanos, promulgada por la Organización de Naciones Unidas, señala en su primer apartado lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios”. Como puede observarse, la vivienda digna es un derecho de las personas.
En México, por su parte, existe una Ley de Vivienda desde hace unos diez años, misma que ha sufrido algunas reformas por parte del Poder Lesgislativo Federal. Entre otros aspectos, esta ley señala puntualmente en su artículo 4 que las vivierndas dignas necesitan contar con “las dimensiones mínimas de superficie, altura, ventilación e iluminación natural, además de contar como mínimo con un baño, cocina, estancia-comedor y dos recamaras, de conformidad con las características y condiciones mínimas necesarias”.
Por estas razones no resulta aceptable que existan construcciones arquitectónicas que no permiten el desarrollo de las personas, por eso las laderas de ríos, los barrancos y los lugares de difícil acceso y que ponen en peligro a las prsonas no representan una alternativa de vivienda -aunque en los hechos así tenga que ser-.
Ejemplos existen muchos en nuestras ciudades de América Latina, basta pensar en las favelas de Río de Janeiro o en amplias regiones en la colindancia entre la Ciudad de México y el Estado de México, en la zona conurbada de la capital del país. En estos espacios la vivienda es precaria, produce condiciones de hacinamiento en muchos casos carece de servicios básicos tales como acesso al agua, la electricidad, techos de materiales resistentes y seguridad pública, entre muchos otros aspectos.
Como se puede apreciar, se trata de una exigencia que los gobiernos y los organismos del Estado deben regular y garantizar. Sólo así se podrá soñar con una sociedad más justa en la que el derecho a un lugar para vivir con dignidad se tiene que unir a la necesidad de habitar lugares que busquen la belleza, la funcionalidad y la armonía visual… es por la salud y el desarrollo de las sociedades en su conjunto.
Fuentes. Un.org, Diputados.org.mx
