La mañana se presentaba como tantas, empezar acomodando un poco el escritorio del desorden propio del trajín de la semana, calentar el café y ver que deparaba la agenda hasta que llegara el jefe y dispusiera las prioridades del día.

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De maestros y aprendices

Estaba una comunicación en el pendiente de trabajo a la que faltaban definir algunas cuestiones de texto. Al revisar los mails las novedades de los nuevos textos estaban ahí. Lo primero que pensó fue en lo bueno de tener ese texto para avanzar y cerrar el trabajo a primera hora. Lo segundo ya no fue tan positivo, el simple texto que acompañaba este trabajo se había convertido en uno más complejo, largo y seccionado en diferentes niveles de lectura.

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PAUSA

Antes que nuestro aprendiz en formación de diseñador comience a enojarse y que centre solo la mirada en la bronca que le produce este repentino y arbitrario cambio, cosa que le nublará la mente, frenemos la secuencia en este preciso punto y lugar. Veamos y pensemos.
Como diseñadores no deberíamos entender el cambio como propio y natural. El papel en blanco es nuestra génesis y el todo es posible nuestro lema. Está también claro y sobre la mesa, que todo tiene un límite, la medida de nuestra tarea tiene uno, media página, A cuatro o lo que se disponga. También tenemos un límite de tiempo y un límite en el presupuesto acordado dentro de un conjunto de otros límites que hacen que eso que estamos realizando tiene cierto costo.
Pero, nuestro nuevo texto sigue ahí, ahora lo tenemos que ubicar dentro de un diseño que contemplaba a otro mucho menor, que le daba a nuestra comunicación una estética refinada y agradable para el lector, ahora será absolutamente destruida por la incapacidad del cliente de no ver lo que nos está pidiendo.

Antes de volver al PLAY

Para poder seguir avanzando antes quiero traer algunos conceptos del pensamiento crítico que encontré y hacen el agrado y placer de mis propias ideas, que al confrontarlas con conceptos escritos por otros me produce primero una grata sorpresa y luego tranquilidad.

Esta incertidumbre de la propia producción de ideas, que me sucede, está planteado como “el problema” dentro del pensamiento crítico, pensar por sí solo, es arbitrario, distorsionado, parcializado, desinformado o muchas veces prejuiciado. Sin embargo, nuestra calidad de vida y de lo que producimos, hacemos o construimos depende, precisamente, de la calidad de nuestro pensamiento. El pensamiento de mala calidad cuesta tanto en dinero como en calidad de vida. La excelencia en el pensamiento, sin embargo, debe ejercitarse de forma sistemática.

Todo razonamiento debe tener un propósito, debe ser resolutivo, sustentable en supuestos y con una perspectiva lo más objetiva posible. Debe estar fundamentado en datos, información y evidencias que serán expresados en conceptos e ideas que a su vez serán interpretados por lo que generarán conclusiones e implicancias en terceros.

En todo este tiempo vengo amasando esta idea y cada día que pasa creo más en ella porque al confrontarla de forma crítica me ayuda a su confirmación.
Construir las propias herramientas para superar obstáculos contiene el valor de acceder a una red de conocimientos jamás previstos y proyectados en el camino de la solución.

PLAY

Volvamos a la acción y veamos que nuestro amigo optó por tomarse el minuto para pensar, contó hasta diez pausadamente para disipar el enojo y decidió buscar soluciones a este problema, comenzó a interpretar y razonar posible estrategias a seguir.

Primero, al decidir salirse de la zona negativa de la queja se asume en el proceso de búsqueda a una solución, sostener el espíritu estético que tenía la primera presentación, despertará en él su desafío por la superación que nuestro trabajo necesita como combustible motor.
Todo motivará una mirada del espacio diferente y hasta me animo a decir revelador. El escollo muchas veces mejora la propuesta y el reto será impulsor para construir un profesional mejor.

Es importante saber que uno de los riesgos que se corre en el pensar es tener pensamientos egocéntricos que surge del triste hecho de que los humanos no solemos considerar los derechos y necesidades de los demás, ni solemos apreciar el punto de vista de otros o las limitaciones de nuestro punto de vista. Nos damos cuenta de nuestro pensar egocéntrico cuando nos adiestramos para ello.

En lugar de usar estándares intelectuales al pensar, usamos unos estándares psicológicos egocéntricos para determinar lo que creemos y lo que rechazamos. Como especie, no hemos desarrollado un interés en establecer y enseñar estándares intelectuales legítimos. No es de sorprender que nuestro pensamiento sea defectuoso. Somos, en realidad un animal que se engaña a sí mismo.

Aplico este punto ya que somos educados como dueños de la comunicación y propietarios del espacio estético no considerando nuestra verdadera función como eslabón facilitador dentro de la cadena de comunicación.

Entiendo y quienes me conocen sabrán que creo a nuestra profesión como un servicio de soluciones que se solventa en la humildad, la entereza, la empatía, la autonomía, la integridad, la perseverancia, la imparcialidad y en la confianza intelectual de la razón frente a cualquier problema a resolver.

Trabajar de sobremanera en nosotros mismos en el diseño y replanteo harán que surjan mejores propuestas y respuestas de nuestra idea de qué tipo de profesional quiero ser.

Para cerrar quiero traer este interesante punto de vista o concepto de Facundo Manes que sitúa al grado de desarrollo y habilidad de la mente humana cuando se demuestra también la capacidad de transformar la reacción violenta e intemperante en una actitud paciente y templada. El buen andar en la carrera reposa en diversas cualidades del jinete. Una de ellas, quizás la fundamental, es la de saber llevar siempre bien calzados los estribos.