Seguramente has oído alguna vez hablar del abismo generacional, ese que te hace diferente de tus padres o abuelos. HOY, la vida se ha hecho más extensa y más vivida, una vida donde ya no existe esa confrontación tan marcada de otras épocas, no tan lejanas, donde la música y la ropa eran signos para afirmar y trazar una línea entre el nosotros y vos.

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Viendo unos trabajos colgados de alumnos e iniciando el recorrido con un conjunto de preguntas de diagnóstico detecté que entre los jóvenes y yo había un abismo que no era justamente generacional, sino que en ese espacio los que nos diferenciaba era un abismo cultural.
El segundo revelador fue en una clase que debía reemplazar a un colega y el tema a tratar era el sistema de grilla. La recomendación con la que llegaba al aula era la de ver la manera de afirmar conceptos, despejar dudas y desarrollar una práctica en clase para lograr que el conjunto accediera a la idea de la práctica editorial.

Solo hazlo o mejor dicho Just Do It
La pregunta estaba bien a la luz, cómo trabajar con una generación creada y criada en el simplemente hacer, sin una estructura metódica clásica, jóvenes que aprendieron la lectoescritura de manera totalmente diferente a la mía, personas que han accedido a la matemática de manera abstracta y no mecánica, sin descartar que seguramente ven y sienten al tiempo y al espacio desde otro plano por no decir mundo.

¿Y cómo unir este abismo cultural?
Primero, voy a etiquetarme a través del término que más me gusta para definir a mi generación, la que está entre los cuarenta y cincuenta, que yo denomino #BISAGRA.
Una bisagra es un herraje articulado que permite el giro de puertas, ventanas o paneles de muebles.

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– Unir dos o más piezas de modo que mantengan entre sí alguna libertad de movimiento. – Organizar diversos elementos para lograr un conjunto coherente y eficaz. – Pronunciar las palabras claras y distintamente. – Proponer medios de prueba o preguntas para los litigantes o los testigos.

Segundo, yo intento explicar y abordar cualquier tema áulico plantándome en este concepto de unir dos partes con libertad de movimiento para lograr un conjunto coherente y eficaz.
Como pasajeros del último tren llamado análogo que de golpe y porrazo transbordó en otro digital y sin posibilidades a oponernos a esto, es que podemos en este acto de articular las palabras hacerlo de forma clara y distintamente.

Es interesante ver y dimensionar como estos chicos que rondan los veinte años, las modernidades, la bauhaus y hasta Neville Brody o David Carson le son indiferentes o lejanos. Algo que no les mueve la aguja, que no les cambia porque ellos solo hacen y debemos entender que eso no lo hacen por remarcar un abismo generacional o por confrontación con nosotros los viejos. Tengo claro que sucede porque a solo un click está toda la data necesaria y para qué matarse si ahora solo me resta expresar. Solo hay que hacer una puesta en doble página en algo llamado grilla que muy bien la verdad no sé para sirve pero poco me importa y seguro el software me deja hacer casi lo que quiero.

¿Y qué hacemos?
Justamente esta pregunta es la que más sale en una clase o charla con alumnos junto a, cómo lo hago. Por acá creo y entiendo va el desafío para nosotros los bisagra, ya que debemos apelar a los diversos sentidos de las cosas que nos obliga a entrar y salirnos del molde, de ese que creíamos rígido y único para acercar y acercarnos a estos mundos tan distantes.

Importante y sano, despertemos de eso que ya no existe más, los diseñadores gráficos no existimos más como tales, entendamos de una vez por todas que da lo mismo si es RGB o CMYK, dejemos de pelearnos con los Y, con el cliente o el mercado, todos pueden porque creen en el “solo hazlo” y tienen el tutorial, la pc y el software.

¡¡¡Sí, estoy, estás, estamos jodidos y mucho!!!

Pero como me gusta ver el vaso medio lleno te digo que tenemos la suerte y la mejor de las oportunidades, tenemos lo que todos ellos no tienen y es un por qué, un porque lo hago, podemos mostrar los estigmas de Jesús a quien nos lo solicite, estamos capacitados para argumentar en el plano y por sobre todas las cuestiones estamos llamados a construir un puente y los cimientos del abismo cultural entre el ayer y el hoy para refundar la profesión.
Debemos conciliar el método con la intuición, plantearnos las verdaderas necesidades y las justas razones que el mañana demanda. La tarea seguramente no debe ser fácil y las respuestas no deben estar tan a la mano, hay que cambiar el chip, empezar por algún lado, por el pequeño e ínfimo espacio, ese que es tan transformador y revelador como el anhelado mega espacio de poder.

Veinte más veinte da cuarenta.
Creo desde mi humilde opinión y desde el espacio que tengo que es importante para lograr el cambio participar, practicar la palabra noble frente al alumno o el cliente, sumar y argumentar, criticar de ser necesario y saber discriminar entre la buena y la mala mirada, aprender a detectar por donde está el error y pensar en como resolver, decidir cuanto de método, teoría o intuición se necesita.

Estamos llamados a zanjar las diferencias culturales explicando que debemos darle valor al “hazlo”, porque “solo”, en esta vida no se hace nada.