Edmond Belamy es una pintura con unos acabados un tanto rústicos que a primera vista parecía acabado, pero el secreto tras de dicha pieza es el autor, una inteligencia artificial cuyo algoritmo es bastante largo y con el que se firmó la obra. Ésta tecnología pertenece al colectivo “Obvious“, que está conformado por Hugo Caselles-Dupré, Pierre Fautrel y Gauthier Vernier. Con sede en París ellos exploran la interfaz entre el arte y la inteligencia artificial, su metodología es conocida como ‘generative adversarial network’ (GAN).

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El retrato no es el único, se creó todo un árbol genealógico de la ficticia familia “Belamy”, todos fueron creados a partir de la recopilación de datos de distintas obras y corrientes artísticas, que son procesadas por la tecnología para después realizar la impresión del producto final.

Caselles-Dupré, uno de los pertenecientes a Obvious, explicó el funcionamiento de la IA: “El algoritmo se compone de dos partes, por un lado está el Generador, por el otro el Discriminador. Alimentamos el sistema con un conjunto de datos de 15,000 retratos pintados entre el siglo XIV y el XX. El Generador crea una nueva imagen basada en el conjunto, luego el Discriminador intenta detectar la diferencia entre una imagen hecha por el hombre y una creada por el Generador. El objetivo es engañar al discriminador para que piense que las nuevas imágenes son retratos de la vida real. Entonces tenemos un resultado”.

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No es la primera vez que se crea un algoritmo creador de “arte”, pero definitivamente esta pieza marca un nuevo capítulo en el debate general de si la Tecnología puede crear “arte” o sólo es un conjunto de pintura y secciones rellenadas. Los artistas afirman que éste sólo puede ser creado por los humanos, puesto que está lleno de significados y emociones que buscan generar una reacción en las personas. Y aunque el algoritmo de GAN, aún es básico, Obvious se plantea si la IA podría ser utilizada como una herramienta cual si fuera un pincel.

Y es que el hecho de que haya sido subastada el pasado 25 de octubre en la casa de subastas de Christie’s, por una cantidad de $ 432,500 dólares ($ 8,632,289 de pesos mexicanos) indica que la gente la “aprecia” y está dispuesta a pagar por ella. Además el precio al que se vendió es casi 45 veces mayor al aproximado inicial (unos $ 10,000 dólares).

Entonces ¿nos enfrentamos a una nueva etapa en la creación del arte? ¿O una nueva concepción de lo que consideramos arte?