Este último domingo en mi país hubo elecciones y participé de fiscal. Esta oportunidad, la primera en mi vida democrática, me dio el espacio de cumplir con un derecho civil y la de poder también ejercer la mirada del diseñador.

Debo aclarar que yo era fiscal del Partido de la Red, un partido que propone una democracia 2.0, un proyecto ambicioso que quizás para el hoy es de suma vanguardia, instalar la inteligencia colectiva para estructuras tan centenarias llenas de vicios ocultos no es desde ya algo simple.

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Vayamos al punto y es el de mi mirada de diseñador. Desconozco como es el proceso en la región, pero no creo que sea muy diferente al nuestro. El déficit de aplicación del diseño es de una magnitud tan grande que nos debería llevar a repensar que algo no se está haciendo bien en la comunicación de lo importante del diseño. El agregado de valor, el aporte de eficiencia de la inversión y la optimización que el diseño entrega o debería entregar en este caso es nulo.
Cabe aclarar que no dista mucho de lo que sucede a diario en un hospital, en la educación, en el transporte o lo que podríamos llamar diseño social.

La baja estima del Estado sobre los usuarios en la aplicación del sistema es impresionante. Los formatos y tamaños de planillas, las columnas y filas de las listas que referencian las mesas y los cuerpos tipográficos usados son de una falta de respeto y consideración que existe un usuario.

En lo global el sistema guarda, a mi entender, un desprecio violento con toda la ciudadanía. Los treinta años de democracia sin interrupciones que en Argentina logramos en estos días nos están otorgando un ejercicio metodológico y mecánico que va ocultando o mitigando mucho este déficit de diseño.

El diseño no aplicado

Empecemos por los padrones que son de imposible lectura para alguien que utiliza anteojos o que tiene problemas en su vista. Su ubicación es de incómoda lectura contra una pared sin considerar las diferentes alturas entre personas y por sexo.

Los identificativos de las mesas son de poco destaque sobre la dinámica visual propia de cada establecimiento, estos suelen ser papeles pegados sobre paredes que tienen ya su propia imagen y que está pegada de la misma forma contra ellas, pasando éstos a formar parte del entorno.

Vayamos a la reina del no diseño que es la boleta, que si bien tiene que cumplir con requisitos electorales marcados, no contempla un corte simple, una unificación del papel que haga una manipulación uniforme y cómoda al momento del recuento. El tamaño no condice con el contenedor y muchas veces con el sobre, que su pequeño tamaño nos lleva a realizar origami para poder insertarla.

Los contenedores parecen ser confeccionados por alguien que se ha peleado con el que pensó las boletas o evidencia un divorcio imposible de recomponer.
El box de votación o llamado cuarto oscuro, en mi país, está armado por tres maderas que se tuercen como anunciando en silencio al votante que ha llegado al paraíso del no diseño.

Un punto y a parte muy grande

El Diseño para personas con capacidades disminuidas, agregar líneas de texto a este tema, creo a esta altura es pecar de tonto y prefiero dejar a cada uno su propia reflexión.

En el proceso sin proceso

A mí me tocó fiscalizar diez mesas donde contemplé en cada una un formato diferente de recontar votos. Parecía una competencia de pensamiento lateral donde los diferentes grupos trataban de llegar a la solución por caminos dispares.

La incómoda apertura de sobres y la incómoda disposición de las boletas desnudan que no hubo simulación y capacitación de procesos en este y en ningún paso del acto eleccionario.
Alguien se habrá preguntado qué hacemos con los desechos que produce un comicio. A la vista de lo que observé, digo no.

Sabrán los Gobiernos que existimos

Los Estados gozan de una torpeza increíble, esto se traduce en lo costosos que son y desnuda lo ignorantes de lo que generan y promueven. En mi país las universidades públicas producen de a miles diseñadores de todas las ramas. Con los concursos abiertos a la comunidad abren la puerta a sabernos poco considerados como la palabra autorizada.
El proceso de realización de un diseñador contempla en todo momento poner a prueba lo que está realizando, el proceso de funcionamiento, el maquetado de simulaciones y replanteos para minimizar los problemas de implementación. El diseñador se sabe y nace democrático, porque debe oír, ver y entender al comitente y al usuario para lograr una convivencia en el conjunto antes que este sea aplicado.

Los dirigentes, líderes y los estados se deben poner a trabajar muy seriamente en preguntarse, por qué no incluyen diseñadores dentro de sus filas, y que de una vez por todas, tengamos Diseño al servicio de la comunidad.