La labor del diseño profesional se enfoca a convencer al cliente, que es quien paga por tus servicios, y no a tus colegas creativos.

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Y para tener contento al cliente, la verdad es que en ocasiones tendrás que romper reglas e irte por atajos que de seguro tus profesores en la universidad habrían recriminado… pero como desde una aula el golpeteo no es igual que en la vida real, lo mejor es que no hagas demasiado caso a la críticas.

Sabemos que las reglas funcionan como una pauta segura para llevar a cabo procedimientos creativos efectivos, pero estas reglas no siempre convencen al cliente. Por ello más vale que en lugar de una alternativa de diseño, le presentes dos o más si te es posible… si tienes sólo una oferta y esta no le gusta, es probable que se vaya y no regrese.

En cuanto al trabajo de tus colegas, es mejor que te vayas preparando mentalmente para su crítica, sobre todo si te decides a hacer caso a los clientes y materializar sus sueños en productos de diseño que a ti te den buenos resultados.

Los demás diseñadores tenderán a criticar tu trabajo y cuando esto suceda es mejor que recuerdes que son tus clientes los que te permiten pagar tus cuentas y tener comida en el refri, no los demás profesionales de tu especialidad.

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Fuente: Neobis