A pesar de todos los esfuerzos de nuestro gobierno por hacer mejores ciudades, mejores políticas y mejores viviendas, es difícil lograrlo si las políticas, la gente y los objetivos cambian cada 6 años.

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Es por esto que se me ocurre hablar un poco de algo que no tiene nada que ver con los periodos políticos de nuestro país, hablemos un poco de educación en términos de arquitectura.

En mis épocas (hace 20 años), se hablaba solamente de dos escuelas buenas de arquitectura, la UNAM y la Ibero, obviamente estaba La Salle que entonces era una opción pero apuntabas más a ser ingeniero. El TEC (del sur) aun no tenía arquitectura y la Anáhuac (sur y norte), pues en ese entonces era como continuar preparatoria 5 años más.

En ese momento de la vida de mi carrera, fue la huelga de la UNAM y muchos alumnos de arquitectura que ya estaban a media carrera, se movieron a la Ibero para continuar, aunque fuera semestres más abajo, por el tema de la revalidación de materias y materias no compatibles. Desafortunadamente para muchos de esos alumnos, pasaron de una escuela de arquitectura con talleres prestigiosos a una escuela de arquitectura, improvisada en un estacionamiento de la Ibero con alarmas de auto sonando todo el día y una que otra gotera (arruinaba planos, sin parar). Por supuesto, estaba justificado pues iban a construir el nuevo edificio, que la verdad quedo súper bien.

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Mi papá decía que si no era suficiente pagar el “abono del estacionamiento” pues ahí estaba yo la mayoría del día, pocas clases eran en la universidad, obviamente eran las famosas clases de integración y alguna de historia o algo que no requería de mucho espacio, materiales, restiradores, etc.

Sin duda, es una gran escuela y creo que a la fecha lo sigue siendo, varios de mis amigos dan clases por allá y son muy buenos, yo en lo personal di clases hace algunos años y quisiera regresar, sin duda es mi alma mater.

Pero qué sucede con la arquitectura a nivel profesional en la actualidad, como bien lo decía un amigo, arquitectos de los famosos, muy famosos en México y en el resto del mundo, pues probablemente salga uno por generación y puede ser que sea mucho, qué sucede con el resto.

Encontré por ahí un dato genérico de que en México de cada 100 alumnos que entran a la carrera de arquitectura, aproximadamente el 20 o 30 por ciento son los que terminan la carrera y de ese porcentaje, todavía entre el 30 y 3l 40 por ciento se dedican a la arquitectura o algo relacionado a la misma. En pocas palabras de 100 alumnos que entran en una generación, solamente egresan 30 y de ellos, sólo 12 ejercen la profesión en cualquiera de sus versiones. Esta cañón, ¿no?

Los números más o menos no se han movido, porque hace 20 años que hice la carrera, iniciamos 80 alumnos y yo creo que terminamos 20 y varios de esos 20 no terminaron en los 5 años que teóricamente dura la carrera, tal vez fue un poco más.

Otro tema importante, yo diría muy importante es los sueldos, muchas escuelas de arquitectura fomentan un poco la independencia, ser emprendedor, poner tu oficina y construir, otras te preparan para ser en mejor supervisor de obra que habrá en la historia, pero la realidad es que los sueldos tienden a ser bajos en la profesión y no hay mucho para donde moverse. Por poner un ejemplo, un arquitecto recién egresado que busca trabajo en un despacho de arquitectura y que no tiene experiencia alguna (obra y supervisión), no creo que pase de un sueldo de 8 mil a 12 mil pesos y eso si lo deciden contratar pues ya no es tan común que contraten a un arquitecto solo para ser dibujante, probablemente sea un poco de todo, chofer, dibujante, asistente, supervisor de obra, etc. Tal vez un buen sueldo en un despacho y ya con algunos años de experiencia, sea de 35 mil pesos y de ahí ya no pasas, a menos que te vuelvas socio o inicies por tu cuenta.

Eso es en despachos pequeños a medianos y dedicados al 100 por ciento a arquitectura y construcción, ahora si te vas a un despacho grande o bien a una constructora de las gigantes, puede ser que tu sueldo mejore, pero adiós calidad de vida, probablemente, tengas trabajo muy lejos y con horarios extensos. El inconveniente es que no hay muchas ofertas de este tipo y son muy peleadas, no nos olvidemos que cada vez piden gente más especializada en el gremio, así es, maestría o una gran cantidad de diplomados para que valga la pena. Es como hacer un MBA, que pareciera que ahora todo mundo lo requiere, no importando la profesión.

Esto comparado con otras carreras, pues estamos hablando de sueldos totalmente incompatibles y distintos, pues un egresado de mercadotecnia en una empresa transnacional puede estar ganando recién egresado unos 25 mil pesos mensuales en promedio y de ahí para arriba.

Entonces, la arquitectura puede ser negocio sin duda, pero hay que dedicarle varias horas de trabajo, frustraciones, concursos fallados, búsqueda de clientes, etc. No nos olvidemos que existe un tema muy importante en el servicio brindado por un arquitecto a diferencia de otros productos, si un cliente decide remodelar su casa u oficina, es algo que hará solamente un par de veces en su vida y no es tan probable que se renueve. Probablemente una vez y con mucho tiempo de distancia, entonces los clientes casi siempre son nuevos.

Ese es un tema complicado, pues siempre hay que estar en búsqueda de nuevos clientes u oportunidades. Aparentemente, la mejor opción como arquitecto, es buscar un sitio, proyectar y buscar inversionistas con el objeto de generarse chamba de manera automática y replicarlo continuamente.

Estudiar arquitectura hoy por hoy es algo complicado, siempre tiene un dilema de la parte artística con la parte de negocio y es algo que cualquier aspirante debe de considerar antes de clavarse en 5 años de desvelos, insomnios y entregas, que a mi juicio, bien valen la pena.