Instagram tiene su cuenta en la red social de Facebook y ahí publica una selección de las mejores fotos de los usuarios, quienes han publicado paisajes hermosos y otros temas de diversas partes del mundo, veamos.

La naturaleza es la estampa predominante en la galería de Víctor Murillo (@vitex), escalador en sus ratos de ocio y jardinero profesional residente en Tarragona, noreste de España. Su entusiasmo por los parajes escarpados le viene desde que era niño y trepaba las rocas con sus amigos en el pueblo. “Me gustan las alturas, las cimas, los valles anchos, la profundidad, las jornadas largas,” explica. En su tiempo libre, Víctor visita la montaña acompañado de su familia, momentos que aprovecha para plasmar “sitios pintorescos” a golpe de teléfono móvil. “Suelen ser espacios abiertos, no soy muy de habitaciones cerradas. Necesito luz y amplitud.” Los escenarios naturales se pueblan con la aparición de una figura humana en acción, generalmente la de su hija, auténtica protagonista de sus instantáneas. “En las fotos tiene que haber algo, un sentimiento, un movimiento. No me vale con una persona, la persona tiene que estar andando o haciendo algo,” concluye. Foto de @vitex

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“La magia porteña se encuentra en cualquier esquina, en cualquier viejo bar,” dice Gabriel Cuenca (@gabicuenca), un analista de sistemas fascinado por su ciudad, Buenos Aires, que es la protagonista de gran parte de sus fotos. Su amor por los paisajes urbanos de Argentina lo lleva a perderse entre las tiendas de antigüedades del barrio de San Telmo, los teatros y oficinas de la Avenida Corrientes o las criptas imponentes del Cementerio de la Chacarita, donde descansa la leyenda del tango Carlos Gardel y otros personajes ilustres del Río de la Plata. Los edificios racionalistas en las calles sentimentales, los reflejos de los porteños en un charco, y sobre todo los días de lluvia. Esos son los momentos que cautivan a Gabriel. “Todo me resulta fotografiable esos días: algún solitario con el paraguas enfrentando la tormenta, gente buscando refugio abajo de algún techo, gente desprevenida sin paraguas que tiene que correr bajo la lluvia porque llega tarde al trabajo,” explica. Foto de @gabicuenca

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El espectacular colorido de las tradiciones culturales del pueblo zapoteca, en el estado mexicano de Oaxaca, cautivó al fotógrafo mexicano Diego Huerta (@diegohuertaphoto). Y pese a que reside en la ciudad estadounidense de Austin, Texas, Diego regresa cada año a esa zona del suroeste de México para sumergirse en la magia y la cultura de sus gentes. “Me quedo con la humildad y el amor de las personas hacia lo que hacen.” Los oaxaqueños, cuenta Diego, “se desbordan en ofrecerte su tiempo, un taco, un vaso de agua de piña…”. En cuanto a sus mujeres: “son como una reinterpretación de Frida Khalo.” Diego se siente como en un cuento de hadas cuando visita Oaxaca y ello le inspira para encontrar a sus retratados: “No quiero sonar fantasioso, pero cuando ves a los ojos de la persona, sabes que es la indicada.” Las costumbres de este pueblo originario, como la de los danzantes de la pluma en las ruinas arqueológicas de Zaachila, sobreviven al paso de los siglos. Foto de @diegohuertaphoto

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