Justo hablábamos recientemente de las tendencias de packaging que predominan en la actualidad y hacíamos alusión a la necesidad generalizada de contar con envolturas amistosas con el ambiente cuando nos encontramos con tres ejemplos de empaques directamente nocivos para la salud.

Tres marcas distintas de chocolate, entre ellas el popular Kinder Sorpresa, podrían contener sustancias cancerígenas en sus envolturas capaces de dañar el genoma humano.

Foodwatch, organismo internacional que se encargo de verificar la seguridad alimentaria, declaró recientemente que los chocolates Kinder, de Ferrero, Fioretto con almendra y maní de Lindt y Sun Rise de Rübezahl, tienen en el papel que los envuelve hidrocarburos aromáticos que están contaminados.

Según el organismo, las marcas fueron avisadas desde que se hizo el hallazgo pero no retiraron del mercado sus productos, por lo que ahora hacen pública la situación con el afán de prevenir al consumidor acerca del riesgo de adquirir y consumir estos productos.
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Según se ha dicho, los minerales de hidrocarburos aromáticos podrían causar mutaciones genéticas si se consumen y al parecer las tres compañías señaladas no han querido responsabilizarse de tal situación.

El hecho abre el debate acerca de la necesidad de verificar constantemente cada proceso que conlleva la elaboración de productos alimenticios, desde hechura del productos hasta el diseño e impresión de empaques, aspecto que involucra directamente a la creatividad visual y al diseño industrial y gráfico, que tienen la obligación de incorporar materiales completamente seguros para elaboración de empaques, sobre todo cuando tienen contacto directo con el productos y con las manos humanas.

Imagen tomada de Instagram