Quiero meter en mi propio lío a todos los que deseen sumarse a él.
Durante la capacitación docente se plantea seguido este dilema y al momento que surge, al menos yo, entro en un debate interno amplio, profundo y recurrente que quiero compartir.

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Para ser claro, la pregunta es si se puede enseñar a diseñar o hay un don natural que nos lleva a lograr el objetivo.

Mi primer punto en el plano es pensar que así como venimos todos de fábrica preparados para aprender cualquier idioma, desde nuestros primeros balbuceos al dominio de la lengua materna pasamos por diferentes procesos y situaciones donde con el tiempo y la sociabilización la capacidad se mejora, amplía y demás cuestiones.

¿Podemos establecer entonces que alguien que no tiene habilidades naturales llegará a ser diseñador algún día?

Por lo dicho anteriormente sería por la afirmativa la respuesta pero inmediatamente si uno se proyecta, como en mi caso, haciendo una carrera digamos de administración de empresas por citar, ahí se refuta todo con lo que se había acordado.

La capacidad natural para entender álgebra seguramente la debería tener si a priori pienso que todos los seres humanos somos iguales. La verdad es que no me veo logrando el dominio y conocimiento de álgebra por más esfuerzo y estrategias que realicen quienes me enseñen.

Entiendo y tengo la idea que si ponemos sobre la mesa cualquier carrera o profesión lo que uno comenzará a encontrar en común son las ganas naturales que se deben tener para afrontar lo que ahí se va a encontrar.

Como en la adquisición del habla necesitaremos tiempo de proceso en el desarrollo profesional y con él llegará luego el refinamiento, la amplitud del vocabulario y una forma de expresar y comunicar que seguro no será para nada inmediato.

La otra noche fui invitado por una colega a charlar con sus alumnos en la materia de editorial que ella dicta. Surgieron cuestiones muy interesantes que bien van en este sentido. Frente a un aula, hoy, uno puede saber que es Diseñar pero puede no tener respuestas tácitas para construir el andamiaje necesario que el alumno reclama a la hora de preguntar qué es diseñar. Si a esto le sumamos un mundo que se redefine el desafío para quien intenta enseñar es mayor. Debemos ser conscientes que mucho de lo que dictamos hoy no es entendido de igual manera y no representa lo mismo para todos. Aquí es donde los docentes debemos trabajar fuerte, en forjar una mirada amplia del conocimiento porque a modo de ejemplo lo que representó para nosotros en los ochenta la grilla portadora, por citar algo, y lo que representa hoy para un estudiante que mueve y dispone de objetos y texto de manera libre y natural en una hoja / pantalla marca y establece una diferencia cultural muy grande que muchas veces distrae el sentido formativo en cuestión.

Cuando hablamos del desarrollo de futuros profesionales del diseño gráfico deberíamos poner más el sentido en la construcción de un proceso que el foco en el eje objetivo-resultado.
Sin parecer o sonar nostálgico de los tiempos de la profesión análoga hemos perdido esos seis años donde se aprendía en y de la vida misma. Algo así como lo que sucede en un pasaje de CHEF´S TABLES donde una señora mayor capacita al equipo de cocina sobre los secretos del amasado y preparación de las pastas. Ella ahí le desliza al chef principal y protagonista frente a su equipo que la mejor lección de cocina que puede darles a sus discípulos es comer siempre todos juntos antes del servicio.

Una simpleza llena de riquezas que deja bien claro que cuanto más crecemos y más sabemos menos respuestas absolutas podemos dar a la hora de decir como debe ser.
Posiblemente hoy al hecho de enseñar y aprender le esté faltando el sentarnos más seguido juntos en una mesa cara a cara para preguntarnos al menos cómo estás.