Como habrán oído en las últimas dos semanas, se llevó a cabo una votación en delegación Cuauhtémoc, por parte del IEDF, con el objeto si se construía el corredor cultural Chapultepec o mejor conocido en redes sociales, como #Shopultepec.

Obviamente el resultado fue no realizar el proyecto, aún con la queja de varios ciudadanos de que en los lugares de votación, estaban llevando a personas acarreadas, pues aparentemente, aún con eso, la democracia ganó.

Afortunadamente y creo que es la razón por la cual se ganó, en esa delegación, están las colonias más conscientes en el Distrito Federal, de los temas de desarrollo urbano sustentable, movilidad, espacios abiertos, etc. Sin la Condesa, la Roma, San Miguel Chapultepec y otras, esta votación hubiera pasado desapercibida en medios de comunicación y la misma zona. En pocas palabras, otro gallo hubiera cantado si esto hubiera sido en la Del Valle o algo así.
Pero vayamos un poco atrás para entender lo que sucedió y porque gano la gente y no las ambiciones financieras y de negocio del GDF.

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Cualquiera que haya manejado por la avenida Chapultepec sabe que es una vía que difícilmente uno toma por desconocimiento o por su mal aspecto, en el mejor de los casos, uno la atraviesa sólo cuando no tiene remedio. Sin embargo, son decenas de miles de personas las que no tienen mayor remedio que pasar por ella.

El tramo sobre el que se plantea el Corredor Cultural Chapultepec, comienza en la Glorieta de los Insurgentes y a tres cuadras, un peatón se topa con 10 carriles para cruzar de las colonias Roma / Condesa a la colonia Juárez. En auto, Chapultepec es una sucesión de cuellos de botella producto de una combinación pesimamente resuelta por nuestros queridos dirigentes (arquitectos y urbanistas) de semáforos, camellones, acueducto y otros automovilistas que buscan dar vuelta desde la mitad de las vialidades hacia otros cuellos de botella. Para los usuarios del transporte público padecen, además de lo anterior, el paradero colindante con la primera sección de Chapultepec que es inhóspito, caótico y peligroso para todos (autos, peatones y bicicletos). Como ciclista el panorama no es aún peor, autos, microbuses, peatones, comercio ambulante y patrullas invaden las banquetas, los carriles derechos, la ciclovía, además de baches y coladeras sin tapa cubiertas por agua estancada de nuestras lluvias o bien de la limpieza de banquetas de todos los puestos ambulantes con unos olores peores que los del agua estancada.

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El GDF quiere transformar ese caos en un parque lineal en el que, en paralelo, haya vialidades, áreas comerciales, culturales y verdes. Visto así, ¿cómo podría alguien negarse?

Pues el tema es que varios vecinos se oponen y es que la explicación suena muy bien, pero el proyecto para nada es acorde a la descripción. Empezando porque es una asociación público – privada quien hará la inversión, es decir, el que pone el dinero tiene que tener un retorno de inversión, no es gratis, no es para la gente, es un negocio.

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Que es lo más grave de todo, pues el proceso de selección del proyecto, no se consultó a los usuarios (vecinos), solamente se dijo que era una necesidad (que si es), pero se presentó un proyecto de un segundo piso con comercios y locales nuevos y se justificó que era cultural.

Eso detono el problema, porque arriba si abajo se puede, porque nuevos locales comerciales si en su gran longitud, avenida Chapultepec, tiene comercio en su planta baja, porque arriba si la sección de la avenida da para autos, peatones y ciclistas en el mismo nivel.

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Todas esas dudas se detonaron y convirtieron algo que pintaba para el GDF como “papita” en una revolución de propuestas de arquitectos, urbanistas, vecinos, asociaciones, etc.

No nos olvidemos que la gran mayoría de despachos de arquitectos está en la Condesa –Roma.

En el discurso, el proyecto es “verde”, “cultural”, “sustentable”, “peatonal” y demás simulaciones para la verdadera prioridad: un centro comercial sobre la vía pública.

Por todo ello, un grupo de ciudadanos comenzó a organizarse bajo el lema “#NoShopultepec | #SíChapultepec” para exigir la cancelación del proyecto.
Al final del día, el sábado hubo una marcha de todos los que no estaban a favor del proyecto, por lo menos no del proyecto presentado como “el bueno”. El domingo se votó y al parecer, por increíble que parezca, en esta ocasión, la democracia hizo justicia, el voto fue no se hace.

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Esperemos que el GDF, entienda el mensaje de que la gente cada vez es más consciente de los proyectos benéficos para su ciudad, de los procesos para llegar a las propuestas y de la necesidad de “hacer ciudad” no negocio.
Esperemos que empiecen de nuevo, hagan un concurso real, donde participen todos y los jueces sean especialistas en la materia, no famosos, no políticos, no comprados.

Hagamos ciudad, esa es mi opinión de urbanista y de ciudadano de esta bella ciudad, cada vez más informada y consciente.

¡Felicidades Ciudad de México!