Una de las críticas más frecuentes que suelen hacerse al sector del diseño y la creatividad visual estriba en el uso excesivo de materiales entre papeles, tintas, lápices y demás consumibles que representan un nivel importante de recursos naturales, unos renovables y otros que francamente no se se pueden reintegrar a la naturaleza sino decenas y hasta cientos de años después.

Por eso es importante cuando surgen ejemplos de conservación y aprovechamiento máximo de recursos para la elaboración de productos creativos, tal es el caso de los bosques que Faber-Castell posee en Brasil, los cuales fueron plantados hace más de 30 años con el objetivo de asegurar un suministro sostenible de madera para la creación de sus lápices. Hoy en día, estos son también un refugio para especies de animales y plantas. Entre ellos el lobo Aguará Guazú.

El bosque Faber-Castell comprende unas 10 mil hectáreas de tierra en el Sureste de Brasil que habían quedado desoladas por la excesiva ganadería. El pino de los bosques de Brasil, de rápido crecimiento y certificado por el Forest Stewardship Council (FSC), abastece hoy a la mayor planta de producción de lápices del mundo en São Carlos (SP), que produce más de dos mil millones de lápices de madera por año.

Este proyectos sostenible surgió mucho antes de que el término sustentabilidad se convirtiera en una palabra de moda, Faber-Castell desarrolló esta reservación en los años ochenta. Unas 2.300 hectáreas de bosque de pinos han quedado en su condición natural y ofrecen una zona de protección ideal para la flora y fauna en expansión lenta. Se plantaron más de 40 mil plántulas endémicas con el fin de proporcionar a los habitantes del bosque su ingesta nutricional natural.

Los expertos raestrean a los animales en los bosques de Faber-Castell para obtener información sobre sus poblaciones y formas de vida. El equipo de investigación brasileño identificó recientemente 61 tipos diferentes de mamíferos, 232 tipos de aves y 60 reptiles. Los investigadores estaban particularmente emocionados cuando, además de especies como el coati, rhea y la garza silbante, avistaron al lobo aguará guazú, que se encuentra actualmente en peligro de extinción. Su hábitat está bajo amenaza específica debido a la extensión del asentamiento humano, de modo que ya no se puede encontrar en ciertas áreas de América del Sur.