Los tatuajes se convirtieron en un elemento creativo y visual totalmente integrado a la cotidianidad, pero no por ello dejan de representar un tema delicado por los riesgos que tiene tanto en lo creativo como en lo que concierne a la salud.

Si tu actividad creativa se inclina por esta tendencia, hay aspectos que como responsable te corresponde hacer si lo que deseas es acreditarte como un buen profesional de los tauajes. Háblale al cliente con fanqueza realizarse un tatuaje es una decisión importante que tranformará la apariencia de quien lo porte.

Si tu trabajo quieres realizarlo con ética, es importante que te decidas a laborar sólo con las personas que se encuentran convencidas de dar este paso. Ni hablarte de tatuar personas que no se encuentran en sus cinco sentidos al momento de querer intervenirse, eso resultaría sencillamente impensable.

Recuérdales también que más allá de tus capacidades creativas y tu talento para “rayar”, hay varios modelos que son complicados no solo para ti, sino para ellos.

– Rostros
Si el modelo del rostro que se quiere plasmar es una fotografía, es importante que el cliente sepa que el resultado no siempre puede ser el esperado. El naturalismo en tatuajes es cosa de mucha práctica y los rasgos personales no siempre son sencillos de igualar.

– Nombres
¿Cuántos enamorados no se aventuran a sellar su amor con un tatuaje que contiene sus nombres? El problema llega cuando el amor termina y se tiene que ir por la vida con el nombre, inscrito en la piel, de alguien que ha dejado de ser significativo.

– “Fan tatoo”
A veces hay aficiones que se tienen durante la edad temprana: algún músico famoso o hasta un dibujo animado que representa todo para quien se quiere aplicar un tatuaje. Desgraciadamente los gustos evolucionan y se puede llegar a una edad avanzada en la que puede resultar hasta vergonzoso cargar con una imagen que ya no cotrresponde a los gustos personales.

– Partes del cuerpo complicadas
En ocasiones los clientes deciden aplicarse un diseño de tatuaje en alguna zona del cuerpo demasiado expuesta, el rostro o el cuello por ejemplo. Y sucede lo mismo: la decisión de hacerlo parece no ser tan buena cuando pasa el tiempo.

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