México, D. F.- Recibes por Internet el plano que le compraste a una empresa de un reloj que te gustó, ubicas los consumibles y cargas toda la información en tu impresora. En cuestión de horas tienes un producto a tu gusto, “hecho en casa”, incluso si quieres puedes imprimir alimentos. No, no es ciencia ficción, son las llamada impresoras de tecnología aditiva o 3D, las cuales romperían la cadena de distribución entre marcas y consumidores.

El llamado 3D printing no es nuevo, desde hace una década industrias como la aeronáutica o la automotriz hace uso esta tecnología de manera habitual. Por ejemplo, una máquina “imprime” un prototipo de titanio del tamaño de un zapato, el cual normalmente tendría que ser laboriosamente tallado en un bloque de metal. De este modo a un costo más bajo precio se produce cosas verdaderas antes de emprender la producción en masa. Sin embargo, eso sólo es el principio.

En el 3D Printing la impresión responde al envío de un archivo digital donde la diferencia es que “la tinta” es un material que depositado sucesivamente en capas finas hace que un objeto sólido de conforme. Es tan fascinante como se lee. Su uso apunta hacia implantes médicos, joyería, zapatos de futbol diseñados para los pies de determinada persona, pantallas, autopartes de automóvil y teléfonos móviles personalizados. Paulatinamente las impresoras 3D se han hecho cada vez más capaces de trabajar con una más amplia gama de materiales, los cuales van desde plásticos hasta metales.

Lo que hace especial a estos equipos es la habilidad para imprimir capas muy delgadas de un material   –según lo que se busque imprimir– de manera sucesiva hasta obtener un objeto en tercera dimensión, es decir, un objeto real para la vida diaria. La pura idea de poder imprimir en tu casa desde un vaso hasta un violín es revolucionaria ya que rompe la cadena de valor y producción de casi cualquier producto.

Si volteamos a las redes sociales veremos el acercamiento de la marca con el consumidor se ha quedado sin intermediarios, ahora los consumidores pueden establecer contacto con la marca directamente con tan sólo un mensaje de red social. Si sumamos este fenómeno con la impresión 3D no sería muy descabellado pensar en que los consumidores consiguieran directamente del autor intelectual de un producto el plano para imprimirlo en casa. En un futuro cercano sería posible imprimir un par de lentes Ray Ban a partir de un plano comprado en el sitio de la marca.

El futuro del retail

El principal afectado por este fenómeno sería el punto de venta, al desaparecer la necesidad de distribuir un producto se pierde la lógica de los centros comerciales, la respuesta probable a este escenario sería la inclusión de impresoras en las supermercados para entregar productos personalizados.Este fenómeno es similar a la desaparición del CD, en el que poner kioskos para hacer discos a la medida dio resultados nulos, anticipo que instalar impresoras 3D tendrá un efecto similar.

Centros de impresión a la medida ya comienzan a aparecer, en Nueva York la empresas como Shapeways, Zcorp o Dimension Printing  ya producen joyería y ropa a la medida para sus consumidores, así como servicios de este tipo. La cantidad de materiales en los que imprimen continuamente crece, hoy incluyen materiales en aluminio, cerámica, vidrio, varios polímeros hasta plata.

La consecuencia sería la producción personalizada, en la que cada consumidor tendría exactamente lo que desee, este fenómeno pondría en riesgo la relación que las marcas tienen con los consumidores, en la que diseñadores independientes podrían pulverizar el valor de las marcas establecidas.

Se tendría una democratización del contenido intelectual en la que los diseñadores podrían competir uno a uno entre sí. Es el iTunes de los productos físicos. Las consecuencias inmediatas se han dado en el mundo de los prototipos en los que crear la representación física de una idea es mucho barato, anteriormente si un inventor quería hacer una funda para iPhone con características muy innovadoras tenía que producir el molde y una corrida inicial de prototipo por un costo muy elevado, matando de raíz la intención. Las economías de escala se verían afectadas irreparablemente y estaríamos frente a un cambio más radical que la misma revolución industrial.

¿Las campañas de publicidad y mercadotecnia masiva tendrían sentido en este nuevo entorno? El consumidor podría producir de manera atomizada la publicidad. Esas son preguntas que la industria en un futuro no muy lejano tendrá que responder, un boom en la mercadotecnia digital.

El tema no es poca cosa y las consecuencias se sentirán cada vez con mayor fuerza, una tecnología que es aditiva en vez de una que resta a la materia prima implica que hay mucho menos desperdicio, esto conlleva valores de sustentabilidad que el consumidor demanda cada vez más de las marcas.

A continuación un video de el portal Explainingthefurure donde detalla esta nueva tendencia.