Un proceso de branding se ampara en la identidad visual y otros elementos del diseño para lograr proyectar a una marca adecuadamente.
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Revisemos a continuación cuatro elementos del diseño de los cuales se sirve todo proceso de branding o rebranding para colocar productos, instituciones o cualquier ente que pueda convertir en una marca.
Logotipo
Toda marca encuentra en su logotipo o identidad visual el más fuerte elemento de identificación para el consumidor, se trata del elemento distintivo que logra evocar todos los beneficios y características de una firma. Para lograr un logotipo exitoso es necesario un arduo proceso de análisis y de creatividad que permita proyectar originalidad, frescura, enfoque estratégico, elocuencia, claridad de lectura y facilidad de reproducción, entre otras cualidades.
Color
No sólo en el logotipo, sino en cualquier elemento de identificación visual de una marca está involucrado el color. El poder sensorial que ejerce sobre las personas vuelve al color un elemento que se debe pensar con mucho detenimiento al momento de colocarse en un logotipo o en la selección de colores institucionales de cualquier marca.
Tono
Llamémosle tono a ese aspecto intangible que logra infundir sensaciones diversas a partir de cualquier diseño gráfico. Una adecuada mezcla de color y texturas son las que en un momento dado pueden darle a una marca ese tono que se quiere transmitir, el cual se traduce en sensaciones como sensualidad, fuerza, ternura, elegancia, etcétera.
Manual de identidad
Una manera de profesionalizar cualquier proceso de branding es a través de un manual de identidad, que es una serie de normas que regulan a la marca y dictan la manera en que esta se tiene que presentar siempre. Colores, dimensiones y formato del logotipo, lemas o slogan, presentación de mensajes audiovisuales… todo ello se homogeniza y se rige por un bien redactad manual de identidad.
Fuente: Treviño Creativo
