En tan solo veinte años todo ha cambiado radicalmente, yo, ya hablo hoy con la palabra de la nostalgia, un patrimonio que era exclusivo de los trabajadores jubilados. ¿Entonces, por qué tomo tan tempranamente este modo de expresar? Creo porque entiendo que el trabajo, entorno y función ya no es como me dijeron que era cuando inicié mis primeros pasos en el medio.

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Diariamente me gira por la cabeza el tratar de entender bien qué somos y cómo encajamos en un espacio sin formas definidas.
Supongamos que una generación anterior a la mía tenía una caja cuadrada donde depositaba su esperanza profesional y la llenaba hasta cubrir el volumen.

Mi generación empezó con esa misma caja cuadrada pero al transcurrir el tiempo descubrió que ya no tenía esquinas con vértices rectos y su forma era más exagonal, y que llenarla requería de otros aditamentos que habría que trabajar y descubrir.

Al principio fue fascinante, como siempre, luego de pasada la euforia y más llegando al presente uno empieza a descubrir que no sabe bien qué debe guardar de este volumen.
Por momentos se tiene la idea que se están colocando cosas que no son necesarias, por otros se siente que faltan un montón.

Me invade la sensación de no saber bien que debo poner en el bolso para el camino que me explique que es ser diseñador.

La producción de trabajos hoy es visible en tiempo real, se tiene idea clara de lo que está sucediendo en el mundo ahora. El vértigo manda, todo es lo que debe ser al momento. La sigla cacofónica del dispositivo dirige, la tribu muta su look vintage disfrazándolo de original y auténtico sin siquiera reconocer que Madonna ya lo había hecho cuando cantaba como una virgen y quizás ellos no habían nacido.

Hoy todo explota, hace ruido, pero no daña.

Nos proponen y proponemos sistemáticamente que en un mundo tan competitivo la forma de lograr un lugar es diferenciarse del resto y ser único, ¿y si no lo logramos? ¿y si lo logramos y no nos dimos cuenta?
Es muy lógico que tengamos la ciclotimia profesional trastocada y es por eso que preferí bocetar cinco cuestiones por las que puedes sentirte diferente a proponerte cinco razones para que seas diferente. ¿Vamos? Asumamos el riesgo.

1- Ser el Rey de este lugar.
La hoja en blanco es tuya, es tu patrimonio y nadie que no seas tú va a decir lo que sucederá de la nada al todo. Luego habrá opiniones, concesiones, manoseos y todo lo referente a cuestiones del proceso de diseño, pero al momento de estar frente a la nada para decidir por acá va a pasar esto, tú debes saber que el Rey eres tú.

2- El techo lo pongo yo.
Establecerte tus propias diferencias te hace personal y único. Todos miran al otro para generar una estrategia, pero ninguno genera una propia y auténtica. Trazar este camino y definir a donde llegar es fundamental en la construcción de alguien único.

3- No consumo por consumir.
Siempre parece que todo es poco y te harán sentir que te falta tal o cual cosa y con el afán de venderte provocarán esa angustia. Hoy la educación es un gran negocio y como todo entró en la variable del consumismo. Antes de tomar cualquier decisión, infórmate, averigua que salida laboral tienes, si puedes habla con algún profesional que ya esté trabajando para saber si es valioso invertir dinero y tiempo en eso.

4- Voy a donde quiero ir.
Dinero y éxito no creo que sean las únicas variables existentes y necesarias para sentirse pleno. Parece que deberíamos lograr al menos una o sino el fracaso nos invadirá. La presión de consumo nos lleva a la confusión. ¿Alguien se ha preguntado si necesita todo este ruido?
Los espejismos son la mentira que nuestra ilusión genera cuando empezamos a entrar en un estado de locura. Nada que no nazca de tu sano criterio te dará una idea profesional fuerte y racional.

5- Lo auténtico tiene recompensa.
Mama sabe bien perdí una batalla. Quiero regresar solo a besarla.
No está mal ser mi dueño otra vez ni temer que el río sangre y calme al contarle mis plegarias. Tarda en llegar y al final, al final hay recompensa.
Este fragmento de la canción de Gustavo Cerati me parece que resume la valentía y riesgos que implican proponerse ser diferente.

Cerrando las letras para pensar en silencio.
Daniel Molina un periodista crítico cultural en su twitter @rayovirtual escribía esto que me parece nos cabe para cerrar un poco la idea.
“Cuando se produce un cambio cultural tan gigantesco, la mayoría repite viejos tics. No se puede adaptar. Sufre. Lo vive como un caos.”
“La mayoría se mira el ombligo porque tranquiliza encontrar un punto de anclaje; algo que no cambia; algo nuestro. Aunque no sirva de nada.”

Mientras yo sigo trabajando la idea “qué es ser diseñador en estos tiempos” creo me recostaré en la zona de promesas, que siempre tardará en llegar, porque hay que saber esperar y a eso en diseño yo lo llamo paciencia.