Me llama mucho la atención de los candidatos a delegaciones o municipios, todos sabemos que difícilmente la población conoce a sus representantes y por esto no voy a hablar de los diputados, porque aunque tienen o deberían de tener oficinas de representación en cada sitio, la gran mayoría desconoce su ubicación y su forma de darle seguimiento a una petición o consulta. Por esto, me enfocare en los delegados o presidentes municipales, ellos teóricamente tienen un acercamiento más directo a la población.

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Empecemos por la basura electoral, si esa que contamina visualmente nuestras calles, arboles, parques e inclusive nuestros oídos, si así es, ya me tocaron batucadas los fines de semana, promocionando a algún candidato, creyendo que eso es atractivo. Resulta bastante molesto, ruidoso y desesperante, supongo que habrá algunos que le encuentren el encanto. El tema al final del día, es que todo eso se traduce en materiales que terminan contaminando nuestro entorno.

Todos las banderillas que pegan o amarran en postes, son de plástico, desconozco su composición, pero dudo mucho que les candidatos se molesten en solicitar productos biodegradables o algo similar, sin embargo, a veces sus propuestas hablan de sustentabilidad y ecología, cuando ni siquiera empiezan por hacerlo en sus campañas. No se diga de las lonas, el único uso que le he podido encontrar, es el de impermeabilizante en muchas azoteas, es decir, en algunas colonias populares, obtienen esas lonas gigantescas y las colocan en la azotea bien amarrada para evitar la lluvia, por lo menos ese uso es un tipo de reciclaje. Otro artículo más, es la cantidad gigante de panfletos que imprimen, supongo que con muy mala calidad en la tinta porque por lo regular el olor es fuete y de destiñen de tocarlos, que sucede con ese papel, se va directo a la basura, por si ni fueran suficientes las toneladas diarias que se generan en una ciudad.

Ahora que otro tipo de arquitectura se ve afectada con el periodo electoral, pues es la de obras en construcción en diferentes etapas, si es una obra nueva, difícilmente se va a obtener el permiso porque los señores van de salida o se puede obtener rápidamente con un módico precio alzado en el permiso o licencia, por otro lado si es una obra en proceso, que mejor manera de recaudar el guardadito para la salida, que suspender la obra sin argumento alguno o basándose en algún pretexto poco fundamentado. De esto me di cuenta recientemente, personalmente me suspendieron dos obras de remodelación (sin argumentos fundamentados en la ley) simplemente dijeron que fue la queja de un vecino y siguen así, por más papeles que se han entregado, correos, escritos, etc. La situación es la mismas, llamas al municipio y la respuesta es “el director está bien ocupado, no ha podido revisar y firmar su expediente”.

Derivado de esto, empecé a notar que en varios lados había obras con sellos de suspensión y me hizo comenzar a teorizar al respecto, nada de los que digo está fundamentado con un hecho real de corrupción, pero me parece lógico el cierre de obras en temporada electoral, al final del día es dinero para el partido o burócrata saliente. Obviamente en el entorno de construcción son conocidas las historias como esta.

Otra forma de detener las inversiones en bienes raíces, es que los inversionistas tienden a preferir esperar a conocer a los nuevos funcionarios con el objeto de iniciar un desarrollo con el objeto de no tener que dar dos veces. Entonces, los tiempos y las corridas financieras, se ven afectados.
Evidentemente también vienen en el paquete las promesas de campaña, por ejemplo, en Huixquilucan un tema fuerte a tratar son las vialidades, el tránsito y usos de suelo. Todos los candidatos dicen eso lo vamos a arreglar, nótese que llevan diciendo eso por lo menos 9 años y cada vez empeora. En twitter estuve escribiendo al respecto, manifesté mi duda respecto a propuestas concretas de cómo mejorar la situación y el único en contestar fue el del partido azul.

Una respuesta corta pero por lo menos inteligente, estos señores son los que tienen la capacidad de mejorar o empeorar la calidad de vida de un sitio, regular las obras, mejorar u optimizar el uso de suelo, realizar estudios y propuestas buenas en términos de movilidad. Parece que no, pero una decisión de ellos repercute a los miles que vivimos en el sitio.

Entonces, tenemos varios factores nocivos a la imagen urbana de nuestra ciudad a cargo de nuestros queridos gobernantes.

Papel. Basura al final del día y esperemos que los candidatos piensen en eso antes de imprimir a lo bruto, pensar cómo recuperarlo, reutilizarlo o reciclarlo.

Plástico. Basura también, esa basura que en calles tapa el drenaje, no se degrada con el agua y contamina en todos los sentidos, misma solución, pensar cómo recuperarlo, reutilizarlo o reciclarlo.

Cierre de obras o costo de trámites. Esto va para los salientes, señores ya trabajaron 3 años, recaudaron todo lo posible, váyanse con dignidad, dejen en paz a la gente que con el fruto de su trabajo, tiene la capacidad de mejorar su hogar o bien ampliarlo.

Propuestas pobres. Las promesas que en mi experiencia, nunca se cumplen, por lo regular son vagas, pues carecen de fundamento o de un análisis real, solo toman un problema existente y dicen que lo van arreglar y ahí se queda 3 años más. Profundicen en los temas a solucionar, analicen y reflexionen, no solo se concentren en comprar votos para obtener el puesto y luego no hacen nada.

Para mí, esto es lo que llamaría arquitectura electoral, un proceso que influye en la arquitectura y que puede detener inversiones privadas, afectar nuestro entorno y deteriorar la calidad de vida.
La pregunta es ¿hasta cuándo?