Acá se discute airadamente si hay inseguridad o sensación de inseguridad. Acá todo se puede polemizar, acá todo es posible. Acá yo soy y vos no estás. ¿Y dónde es acá? Lo pregunto porque absolutamente se presupone que el mundo de las cosas es siempre acá, obviamente en el allá las cosas son de otra manera.
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¿Tenés trabajo allá? pregunta un adulto a una joven en la mesa contigua de un patio de comidas de un centro comercial. Me acercan un relato de vida, miro a vuelo de pájaro las primeras líneas hablan del tiempo y de lo que pasó entre el acá y el allá mientras no se vieron. Allá se habla de que hay que saber descubrir las oportunidades y acá te desanima la idea de seguir pensando positivamente aunque la realidad se empeñe en reír socarronamente a tu cara.
Acá estamos para pensar, proyectar y ejecutar, acá, en el diseño estamos realmente complicados. Hoy se nos han descompaginado los papeles, hoy la desesperación nos lleva a confundir muchas veces lo escuchado y sumado a esto no es una época para hablar de lo que falta, son tiempos donde por más terreno perdido debemos relatar lo excelente que es vivir en el espacio justo.
El diseñador de hoy, el de acá, debe tener tantos saberes que por momentos me la creo y como diría el Papa para un argentino eso es algo que nos es muy natural y sí, en más de una vez pienso que estoy al nivel de un genio.
Empecemos desde el allá, los que somos generación ochenta venimos de dos profundos cambios, el primero de la transformación análoga a la digital, la segunda de la digital a la informática y hoy, en el acá estamos atrapados tratando de entender la más profunda y terrible tercera crisis que es la adaptación de nuestra labor profesional y comercial a un mundo absolutamente desconocido.
Acá se lee generación Y, Reset y la mar en coche. Acá se vive hoy y mañana vemos que pinta. Acá no hay más cliente. Acá somos todos dueños de nuestra exclusión. Acá es hoy y no hay mañana.
En el hoy, acá, se trabaja para un cliente arrogante de conocimiento que no es un ingenuo visual y que maneja palabras sin ideas y sin concepto. Acá está el desafío, acá está el mayor objetivo a trabajar hoy en diseño. ¿Es acá donde debemos poner las energías? ¿Acá, en el trabajo del manejo de la relación comercial?
A decir verdad leo artículos referidos a la temática profesional y laboral y no puedo más que estar de acuerdo con los conceptos y con la idea de la propuesta del coach de turno pero al momento de juego, del uno contra uno no me queda más que pensar totalmente al revés.
En el allá había problemas como los habrá siempre pero acá yo siento que es otra cosa la que sucede. Hagamos este ejercicio paralelo, en el allá no era un problema un recurso natural como el agua dulce en lugares tan ricos como la ciudad de Buenos Aires con un río tan generoso y amplio como lo es el Río de la Plata. Y acá, en el hoy, por qué se hace tanto hincapié invirtiendo grandes cantidades de dinero en comunicar lo escaso de este bien y de la importancia de su buen uso. Por qué acá hay explicar tanto que hay que cuidar lo que tenemos que es de un equilibrio sumamente frágil si hay en abundancia.
Volvamos a lo nuestro, acá es importante resaltar la preocupación de Francisco por quién será el próximo excluido de la economía, acá es donde debemos poner la energía y trabajar fuerte para que la voz no sea de uno sino de todos. Para que hable el diseño y no los diseñadores porque esto deje de ser una tortura de psicoanálisis y culpas que nos desvían de lo que realmente nunca debemos dejar de hacer que es pensar y pensar en diseño.
Acá los jóvenes hablan del entorno colaborativo y acá los no tan jóvenes vemos y entendemos diferente el concepto de entorno colaborativo. Acá, entiendo que si no actuamos desinteresadamente en pos de fijar parámetros que regulen la actividad para un desarrollo comercial justo y conjunto solo nos resta esperar a que el tiempo termine hablando por nosotros.
El diseño es un recurso que como el agua dulce mañana nos puede faltar, de lo que nosotros hagamos acá seguro será lo que suceda en el más allá.