¿Cuándo fue la última vez que afilaste el lápiz? Amigo mío, colega diseñador, la creatividad se termina rápido y lo hace tan pronto como lo hace la punta de un lápiz blando tipo 2B para dibujo. Te pregunto: ¿Cuántas veces te has quedado estancado en algún proceso del diseño que estás haciendo?, ¿cuántas veces has terminado mediocremente haciendo lo más común, lo más visto y falto de ingenio creativo? (Me pongo de pie y levanto la mano sin miedo a la crítica). ¿Cuántas veces has estado como un zombi fluorescente a altas horas de la madrugada, con la mísera compañía de tu amada y “creativa” taza para café (que ya ni te inspira nada), con un café bien cargado, casi dinamita, hirviendo como un volcán, humeante, que para rematar te inyectas con singular ansiedad en tu tracto digestivo en temporada del infernal calor nocturno?

Está bien, exagero un poco, pero mi creatividad está fluyendo al escribir esto. Observa que he descrito un escenario que fácilmente puedes crear en tu mente como una imagen, y que rápidamente puedes empezar a bocetar, a hacer una composición y darle un poco de color.
A veces pienso que un buen diseño, es producto de una buena historia, pero…
Te la pasas diseñando y diseñando y diseñando…
Te la pasas diseñando, achatando la punta del lápiz, que ya NO diseñas.
Ya no te permites crear una buena historia.
Ya no te permites crear un buen concepto.
¡Es más, el lápiz ya ni tiene punta!
Es tiempo de robar. Es bien sabido que grandes obras han sido producto de grandes maestros. También es sabido entre susurros al oído y por debajo del agua, que buena cantidad de las ideas innovadoras, creativas y nunca vistas, han sido robadas. Sí, algunos hombres con crédito de “creativo” han robado a otros menos despiertos. Tú de alguna forma sabes qué ha pasado con algunos “grandes creativos”, y qué pasa al día de hoy y que seguirá sucediendo.
Así es esto. Y tú mismo deberías estar empezando a robar ideas, o ¿cómo es que ostentas ser creativo? Verás, atrapado en cada imitador, hay un maestro escondido.
Pienso que la creatividad es un mito, cosa que podemos discutir en los comentarios del sitio. Pero lo que pienso es que la creatividad surge con el apareamiento de cosas y estímulos que vemos, sentimos, olemos, escuchamos, etc. Todo ya está creado, todo ya está hecho, nosotros sólo tomamos prestado.
El famoso “robo” sucede en el momento en el que “tú tomas prestados” estos estímulos que detonan ideas en tu cabeza, los conectas con otro aparato de ideas y como un mago, creas una “nueva” ilusión, es decir, logras timar a la gente en el difícil proceso de comunicación.
Estás diseñando, estás siendo creativo, estás afilando tu lápiz. Y le puedes decir adiós a la gastritis de tanto café, adiós a las ojeras de panda y adiós de una vez por todas a diseños tristes y sin esa magia característica.
Saca provecho a estos tips:
Una profesora un día me dijo que para lograr buenos diseños, tenía que aprender a contar historias, y la forma de hacerlo es leer y aprender de grandes contadores de historias.
Otro profesor me decía que contara en completo detalle el evento, la escena o el suceso de lo que estoy diseñando; con entusiasmo, con drama, con suspenso, cómicamente o como lo requiere el diseño… y luego de eso me pusiera a arrastrar el lápiz.
También como diría Simon Schama en El Poder del Arte: “Mira las obras de los grandes maestros, sé humilde, copia y aprende”.
Bonita metáfora: Hay que afilar el lápiz. ¿Y adivina qué? Afilar el lápiz es una idea transformada, bueno robada, de una bonita historia que te recomiendo leas ahorita mismo.
Búscala. La original la encuentras como “Afilar el hacha”, es la breve historia e inspiradora de un leñador.
También por ahí te compartí que “atrapado en cada imitador, hay un maestro escondido”, la original es: “Atrapado en cada seguidor, hay un líder escondido”.
Te invito a que afiles tu lápiz. Lo que sea que signifique para ti, busca la historia original y comparte este mensaje con tus colegas “creativos” para que también afilen.