Para efectos de recreación, descanso, actividad física y hasta por razones terapéuticas, las albercas son espacios muy codiciados y que requieren de un diseño a conciencia.

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Las albercas o piscinas se integran lo mismo en espacios residenciales que en clubes deportivos y espacios para vacacionar. Los climas fríos no son una limitante para su construcción dado que se se pueden instalar en espacios techados y existen complejos sistemas de calefacción para mantener el agua en una buena temperatura.

Lo que sí es limitante es la cuestión legal de ciertos lugares en los que, por las condiciones del cuidado del agua, establecen reglas de construcción en cuanto a uso, dimensiones e impacto ambiental. Así es que si te involucras en algún proyecto de diseño e instalación de una alberca, debes tener en cuenta las reglas vigentes.

Independientemente de su forma y diseño, existen principalmente dos tipos de albercas:

Piscinas empotradas
Se incorporan al terreno y se integran adecuadamente al paisaje, tienen una estructura fija, se trata de una construcción durable que debe prever un mantenimiento a largo plazo y su diseño debe pensarse con cuidado porque será difícil de cambiar en un futuro.

Piscinas elevadas
Sa colocan en la superficie exterior del terreno, su impacto medioambiental es menor y su instalación y retiro pueden ser temporales. Casi siempre se construyen con madera reforzada y su mantenimiento es más sencillo.

 

 

Fuente: Homify