Paisajistas que asombraron al mundo con su arte se inspiraron en diversos campos, edificaciones y rincones de poblados.
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Con el paso del tiempo, algunos de esos lugares conservan la esencia que los caracterizó al momento de que se crearon estas obras de arte. El periódico Reforma presenta en su portal web algunos de estos espacios y nosotros te los mostramos a continuación.
Georges Seurat
“El arte es armonía. La armonía es la analogía de los contrarios, y de similares elementos del tono, del color y de la línea, considerados a través de su dominancia y bajo la influencia de la luz en combinaciones alegres, serenas o tristes”, según Georges Seurat y su Vista del Fuerte Samson (1885) no es la excepción.
Vicent Van Gogh
Tras su estancia en el hospital psiquiátrico de Saint-Rémy, Van Gogh se instala en el pueblo de Auvers-sur-Oise, donde realiza una frenética producción de 70 cuadros en su último periodo de vida. La iglesia de Auvers-sur-Oise es el óleo que dedica a la construcción gótica del siglo 13.
Vicent Van Gogh
Además de captar elementos como las puestas de sol, campos y trigales, Van Gogh también observó elementos de la vida cotidiana. Casas de campo de arenisca con techo de paja en Chaponval fue realizada a finales de julio de 1890 y plasma las casas de la calle Gre, localizadas en Auvers-sur-Oise.
William Turner
El británico Joseph Mallord William Turner ganó el reconocimiento unánime como “el pintor de la luz”. La erupción volcánica del Monte Tambora registrada en 1815 en Indonesia, en el que fue conocido como “El año sin verano” marcó su producción artística. Interior de la abadía Tintern constituye tan sólo un ejemplo.
Claude Monet
“Excepto la pintura y la jardinería, no sirvo para nada. Mi más bella obra maestra es mi jardín”, afirmó Claude Monet sobre sus dos pasiones. El estanque de las ninfeas y el puente japonés, recrea su propio jardín en Giverny, mismo que llegó a convertirse en su máxima fuente de inspiración antes de morir.
Paul Cézanne
La casa del ahorcado, obra realizada por Paul Cézanne en 1873, fue la primera que el artista logró vender a un aficionado, pese a la respuesta poco entusiasta de la crítica. Tiene como protagonista una escasa vegetación, un talud y el cruce de caminos. Fue uno de los tres lienzos que llevó un año después a la primera expo impresionista.
