George Carlin una vez dijo que una casa es un lugar para guardar tus cosas mientras sales afuera a conseguir más cosas. Sea adrede o por accidente, nuestras casas se llenan de cosas que no queremos o no usamos. Pero, ¿qué pasaría si comenzáramos a diseñar nuestras casas de modo que se acomoden a las cosas que usamos frecuentemente?

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Tenemos casas que exceden nuestras necesidades, cosas que exceden nuestras capacidades de disfrutar o usar y decenas de enormes casas que ya no se encuentran en relación con las tendencias demográficas de hoy en día. ¿Qué pasaría si usáramos estos datos que nos cuentan sobre cómo vivimos y sobre lo que nos importa para diseñar una casa que sea responsable con el planeta, diseñada, construida y habitada en consonancia?

En este sentido, ¿cómo se verían las cocinas con los utensilios que verdaderamente usamos? ¿Cómo se vería el guardarropa si sólo tuviese la ropa que usamos? ¿Qué pasaría si la arquitectura reflejara las tendencias de una población y no ideales estancados e intereses inmobiliarios? ¿Cómo se verían nuestras casas?

En LifeEdited ya lo están haciendo. Ellos creen que es posible tener pequeñas casas que son más fáciles de mantener, que se encuentran cercanas al lugar de trabajo y se adaptan a los cambios demográficos actuales. Hace unos años, en LifeEdited construyeron una de estas casas, bajo los estandartes del uso y la eficiencia, alejados de cualquier convención. A continuación, comparto una serie de fotos donde el lujo, la lógica y la eficiencia parecen convivir en un espacio de dimensiones mínimas.

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