Ramiro Pérez

Soy incapaz de escuchar hablar en inglés y entender que se está diciendo rápidamente, pero en este caso el cantante hace mucho hincapié en tratar de que lo escuche, repite reiteradas veces algo así como incomiunicado, seguro está queriendo llamar mi atención. Pasó mucho tiempo para que me decidiera a saber que me quería decir Marillion desde su tema Incomunicado, digamos unos diecisiete años. ¿Pasó mucho tiempo? O el tiempo no pasó y es solo que puse pausa para darme el lugar y decidir hoy poner el play que me devele que me querían contar.

Se dijo más de cien veces que no debía hacerlo pero tozudamente volvió cien veces a hacerlo con esa rebeldía que nunca uno debe dejar de tener en el bolsillo del caballero y menos en la cartera de la dama.

Mi papá es de una generación de creativos de esos que iban a trabajar en saco y corbata y cada vez que le nombro a esta persona me dice: "¡¡¡Qué bien que dibuja letras ese muchacho!!!".

Todos apedreaban a la mujer por adúltera, todos la castigaban y juzgaban con un ansia de moral tal, que podríamos describir el momento como universal e infinito. Absoluto y superior, el que arengaba a la masa, nunca miró que de sus manos destilaba un autoritarismo de manera descomunal.

Que la modernidad llegó no es ninguna novedad, que la realización del trabajo gráfico se digitalizó tampoco nos debería sorprender pero, qué pasa con este oficio el del letrista de carteles que todavía sigue dando vueltas por la ciudad.

Fuentes hay miles hoy, pero las que puedes llevar a una gala son pocas, así que anota si no quieres quedar mal parado en esta temporada de diseño.

Somos trabajados, moldeados, educados y hasta me atrevo a decir obligados a intervenir el espacio. Somos depredadores de todo aquel lugar que esté vacío en el plano.

Para encontrar la solución del acertijo, hay que resolver las ecuaciones en un cierto orden. El gerente me sugirió que guarde las facturas según su orden cronológico. Los investigadores aún no advierten ningún orden en los parámetros seguidos por el asesino serial.

Entro al baño de un bar y en sus paredes me encuentro con una, con dos, con tres, con un puñado de frases muy simpáticas haciendo fiel referencia a la tan mentada queja.

Con fiebre de sábado por la noche y sin mucho preámbulo, se presentó vía mensajero de Facebook. Me preguntó si no estábamos buscando gente en el estudio para trabajar.