Se trata de un término en inglés, cuya traducción no es del todo clara, puede interpretarse como «conformidad» o «cumplimiento» y se refiere a una política, valor o misión que se aplica en la manera de conducirse con base en la obediencia o sumisión. Es quizá uno de los términos que abundan en el mundo de los negocios, pero lo realmente relevante es su presencia como una política constante, ya sea en los valores o en la misión de las empresas.

Para ser más claros, compliance es una estrategia en el cumplimiento de los negocios que se asocia fuertemente con un alto sentido de la ética, a partir del cual debemos recurrir para dirimir conflictos o decisiones.

Pongo un ejemplo: una empresa que se maneja con una serie de valores, entre los cuales podrían estar: entusiasmo, compromiso, ética, flexibilidad y rentabilidad, debe decidir si abrirá una nueva división de negocios; entonces revisará sus principios para cerciorarse de que apliquen perfectamente en cada uno de los valores que predique, de otra forma se estará traicionando a sí misma y entrando en terrenos donde podría perder el control de sus políticas y maneras de hacer las cosas.

La importancia de mantenerse dentro de sus valores es la manera más fácil de conducirse, ya que marca los carriles que permiten no descarrilarte de una manera competitiva y saludable. En sí, muchas empresas han naufragado por alejarse de ellos, por buscar negocios paralelos que no dominan y que les hacen perder el control sobre lo que son.

Sea que trabajemos dentro de una empresa, que lo hagamos por nuestra cuenta o que nunca hayamos visto o declarado los valores, deben ser tan coherentes, que cuando tengamos que hacer una lista de ellos, ninguno implique un doble juego con la manera de manejarnos.

Regresando al tema de compliance, me llama mucho la atención que no es un término tan explotado en español, quizá son muy pocas las empresas mexicanas (especialmente PyMES) que las manejan como parte de sus valores y políticas. Curiosamente se acerca al tema del manejo de la ética, de transparencia y honestidad. Sin pretender tapar el sol con un dedo, pero plenamente consciente que uno de los grandes frenos que tenemos como clase trabajadora en México es la falta de confianza en la gente, y del otro lado, el agandalle ante cualquier posibilidad que se nos abra.

Precisamente, compliance se trata de ello, parte del establecimiento de una base de respeto a las políticas de la empresa para poder iniciar un proceso de reglamentaciones sin la necesidad de cuidarlas al exceso en caso de una falta al no ser tan específicas. Por ejemplo, no es necesario poner como regla que «está prohibido robarse los lápices» porque se apela a la regla mayor de que «las herramientas de trabajo son para resolver situaciones de trabajo, no personales».

Lo malo de poner reglas para no robarse lápices podría dejar fuera a las plumas o las hojas de papel, y que posteriormente también serán objeto de reglamentación. No es posible establecer reglas de desconfianza porque sale muy caro. Pensemos por ejemplo en las elecciones en nuestro país, en donde son sumamente caras producto de la desconfianza que nos tenemos unos a otros, y del gran costo que implica dirimir disputas legales sobre si un candidato violó una ley electoral porque deben ser tan puntuales, que es imposible dejar todos los frentes cubiertos.

La confianza en nosotros es base de una política de trabajo efectiva y barata, pero lamentablemente son muy pocas las empresas que las implementan, y peor aún, muy pocas las mexicanas que se preocupan por estos temas.

Para comenzar (y terminar), te invito a que te pongas en ambos lados de la balanza, como jefe o encargado de un grupo de trabajo, y como empleado o alguien con la responsabilidad de un proyecto. ¿Cómo usas tu tiempo? ¿Cómo usas tus herramientas de trabajo? ¿Cómo cuidas a la empresa que te paga el sueldo?

Walt Disney afirmaba que «el liderazgo depende de las acciones que uno realiza, no de la posición que ocupa», y «los líderes establecen, operan y mantienen los valores y la misión mediante los cuales operan sus organizaciones». Si lo aterrizamos al plano de nuestra actividad diaria, veremos que ser más productivos, obtener mejores ganancias, ser más competitivos y tener más tiempo para concentrarnos en hacer nuestra labor primaria es una cuestión de compliance.

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.