De un tiempo para acá, me han estado llegando algunos correos con preguntas de tinte profesional. Creo que muchas de ellas son inquietudes muy válidas que vale la pena contestar no solo por correo, sino también a través de espacios donde podamos intercambiar ideas y crecer mutuamente, como éste precisamente.

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Hoy les comparto un par de casos muy similares:

CASO 1: «Trabajo en una empresa de telemarketing donde no me va nada mal, el sueldo es bastante bueno, así como las prestaciones, solo que no hago lo que realmente me apasiona, que es diseñar. Hace apenas un año me titulé y estoy en una encrucijada porque me ofrecen un trabajo de diseño con un sueldo mucho menor y donde deberé comenzar picando piedra, mientras que en esta empresa ya llevo años trabajando, conozco el sistema, y mis posibilidades de ascender son buenas. ¿Qué hago? ¿Me animo a cambiarme?

CASO 2: «Terminé mi carrera hace un año y acabo de entrar como freelance al departamento de diseño de una empresa grande. Me avisaron que van a abrir la plaza por nómina, solo que el sueldo es menor. Mi disyuntiva es si debo aceptarla o buscar otra oportunidad con un sueldo más cercano a lo que gano, porque me gusta mucho lo que hago y dudo encontrar otro empleo con características similares.

Para ambos casos las respuestas fueron muy similares, y realmente la respuesta está en la misma afirmación: «me gusta mucho lo que hago».

No conozco a ninguna persona que haya decidido estudiar diseño con la idea de volverse millonario. Sabemos que es una de la carreras con los tabuladores debajo del promedio del mercado y aún así, las matrículas universitarias se encuentran saturadas. Y es que quienes desean dedicarse a esto, les resulta sumamente gratificante más allá de la respuesta económica que puedan tener. Ojo, no estoy diciendo que no buscamos ganar dinero, o ganar bien, pero este motivante no viaja solo, sino que se hace acompañar de una buena dosis de dar rienda suelta a la creatividad y aplicarnos haciendo cosas que nos llenan emocionalmente.

En ambos casos la edad no es condicionante, los dos recién terminan sus carreras y están comenzando en el ámbito laboral, aunque el primero ya tiene campo recorrido, pareciera dispuesto a volver a comenzar su carrera, solo le falta un pequeño empujoncito. Si en algún momento tuvieran que tomar una decisión así, habría que tomar en cuenta esencialmente las responsabilidades económicas a las que uno está sujeto, como quizá tener una pareja, hijos, mantener a algún familiar o estar pagando un auto o casa. El dinero va y viene, y el sacrificio implicaría dar marcha atrás en un camino que llevas varios kilómetros recorridos. No debes ver ese paso hacia atrás como un retroceso, especialmente si aún estás en tus veintes, es el momento de experimentar y comenzar a sentar bases hacia un crecimiento más enfocado, y qué mejor que haciendo lo que te gusta.

Si buscas un trabajo que te apasiona, el dinero va a llegar por sí mismo, será una respuesta a la motivación principal que es diseñar.

¿Tú qué harías en cualquiera de estas situaciones? ¿Te quedas, o te vas?

Design Lifer
Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.