No te atormentes: nadie te enseñó a cobrar por tus trabajos de diseño… ojalá que en la universidad hubiera una materia para tal efecto.

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Y como nadie te enseñó a cobrar lo justo, es probable que te vayas muy alto o muy por debajo del costo real.

Si cobraste poco, de seguro tuviste una carga de trabajo intenso, un resultado digno y una remuneración que no te permite recuperar el esfuerzo que realizaste. Y lo peor de todo es que tal vez el cliente no le haya dado el valor adecuado (casi no desembolsó) y no quiera recomendarte.

Si cobraste demasiado (y el cliente no salió huyendo) es probable que tu pago haya llegado muy tarde, o te regatearon mucho. Lo más triste es que de seguro ese cliente no volverá a contratarte y no te ha de recomendar.

Lo que tienes que hacer para evitarte malos momentos al momento de exigir tu remuneración es que hagas un cálculo honesto del tiempo que te tomará hacer la labor, los insumos que requerirás, la dificultad del trabajo (y esto es importante) estar enterado de cuánto cobra tu competencia… de ahí saldrá un tabulador razonablemente justo.

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Fuente: Origen Arts