El despegue de tu idea para darle forma a tu marca es tan importante el tiempo necesario de viaje que dure en las nubes. Ni más ni menos de tiempo. Es el metal que tenemos como un desperdicio. Aprovechando las oportunidades es el meter presión a ese metal y someterlo a temperaturas intensamente altas y bajas logrando un metal poderoso.

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Puede ser que el prototipo de negocio lo tengas muy claro, pero siempre habrá cambios imprevistos y necesarios para forjar esa idea que fue muy fácil despegarla. La prueba de fuego viene cuando haces posarla en la tierra. La ansiedad, desesperación, angustia, son las nubes que te impiden ver el horizonte. Es la diferencia de la mediocridad y lo sensacional. Así que depende de ti de la fuerza con la que quieres ser creativo en crear e innovar.

Igual de importante es el aterrizaje. Es fácil, para aterrizar debe de haber un despegue, y para forjar (viajar) debes de aterrizar. Los tres cascajos son igual de importantes. Quizá llevas viajando una idea toda tu vida. Está perfecto. Siempre y cuando el forjado sea el adecuado y te sientas bien día tras día.

Una vez construida esa reflexión entra la parte gráfica, la neurolingüística. Colorimetría, estrategias de marketing y de comunicación publicitaria. Suena muy alterador y aterrador. Recuerda que es un gran sacrificio que vale una o varias penas.

Es un día normal o si gustas llámalo ‘tu favorito.’ Puedes catalogarlo como un 18 de mayo. Desayuno en la playa y delfines nadando en el océano. Las palmeras cantan al son del viento primaveral y de repente, con un sólo movimiento, un simple clic o una simple, sencilla, e insignificante acción, lo echaste todo a perder.

Hace meses unos trozos de tortillas fritas, salsas, platos, cubiertos y tarros helados con cerveza se recargaban sobre una mesa. Una especialista en relaciones públicas y un gurú de redes sociales, platicábamos sobre lo complicado que es construir una marca, pero demasiado sencillo y practico como para echarla al cesto de basura. Puede ser una acción sonora, en la que quieres pensar que le va a agradar a lo que etiquetaste como tu mercado meta, pero no es así.

Creo mucho en el seguimiento de un proyecto. Cuidarlo y apapacharlo como menciono en esta columna. También creo en el respeto de tus colaboradores, pero también en la exigencia para un mayor aprendizaje de los bajos mandos, pero también, de los altos mandos. Pero sobre todo en la humildad, ya que no es lo mismo tener hambre que tener apetito. Tampoco es lo mismo tener sed que estar deshidratado, por lo menos en temas lucrativos con estrategias de mercadotecnia y publicidad no.

Las/los consumidoras/os ofendidas/os dejan de sacrificar sus carteras para enriquecer a la imagen de una o varias marcas. Eso es malo, pero no tan peor como los proveedores y clientes de canal industrial rompiendo relaciones gracias a ese inculto error. Proveedores que valen mucho más millones de lo que podemos imaginar. Emulando una retirada a sus conveniencias comerciales, pero al mismo tiempo dándole aún más valor y respeto a ese perfil de audiencia que tanto se ha adinerado gracias a ti y a mi. . Es lo menos que pueden hacer para mostrar respeto.

Que yo sepa hay un día “oficial” al año, donde cualquiera de nosotros nos gusta escoger EL disfraz. Bueno, también hay días en los que no se puede evitar que ese y repetitivo error se vista de atuendos atractivos como el de un payaso, bufón, o mejor aún, del Pato Donald.