Anteriormente estuvimos valorando algunos de los elementos que nos pueden ser útiles para sacar provecho en la transición de la escuela al mundo laboral. A continuación tres elementos más, dignos de ser tomados en cuenta:
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4 Domina las relaciones públicas y tu imagen personal
Cuando mis alumnos me entregan sus proyectos, antes de echarles un ojo les pregunto cómo les quedó. Las respuestas son muy variables, pero casi siempre son excusas sobre lo que quedó mal. Puedo contar con los dedos de una mano quienes me dicen que su trabajo quedó excelente o que cumplió con sus expectativas.
Muchos maestros se encargan de trabajar el autoestima tirando a sus alumnos al piso para sacar el coraje y la personalidad, pero la verdad es que podemos ir aprendiendo a ser críticos y evaluar nuestro desempeño sin necesidad de tanta violencia. Esperamos que el maestro nos indique cómo debemos venir vestidos para hacer una presentación frente al grupo o cómo deben ser las entregas. En los primeros semestres es entendible, pero al estar más allá de la mitad de nuestra carrera deberíamos tener ya una visión muy clara de cómo comportarnos frente al maestro o al grupo sin necesidad de que nos lo digan.
Son muy pocos quienes se esmeran no solo en realizar un buen proyecto, sino de saberlo hacer bien. No se trata de hacer las cosas bien, sino de venderlas bien y hacerle ver al maestro que somos buenos en lo que hacemos o que merecemos un diez.
5 No te conformes con el primer resultado
Uno de los clichés más comunes entre diseñadores es aceptar el hecho de que somos más productivos cuando trabajamos bajo presión. Puede ser cierto en algunos, pero la verdad es que muchas veces nos convencemos que trabajar «al cuarto para el ratito» es la única forma en la cual surge nuestra creatividad. Algunos inconvenientes cuando se trabaja de último momento es que no nos damos la oportunidad de revisitar nuestro trabajo y buscar alternativas que puedan mejorarlo.
Casi siempre, cuando pensamos en una primer propuesta, los resultados que obtenemos terminan en lugares comunes, llenos de clichés y elementos clásicos (por ejemplo, si tenemos solo 10 minutos para hacer una invitación de boda, la primer fuente que nos vendrá a la mente será Zapfino y no tendremos oportunidad para explorar otras opciones tipográficas).
Si crees que esto no es cierto piensa en el siguiente ejemplo: estás terminando un cartel en Photoshop y es muy pesado. Te quedas mirando tu trabajo mientras se está guardando, en eso, te das cuenta de algo que aún puedes mejorar y te enojas que debes repetir el mismo proceso. Eso es una muestra de que invirtiendo tiempo en la observación de tus proyectos puedes encontrar áreas de oportunidad para mejorarlo constantemente.
Si escribes tu nombre 100 veces, te darás cuenta que el último ejercicio será muy diferente al primero, que en algún punto comenzarás a experimentar y romperás de alguna forma el diseño común para buscar alternativas diferentes. Mientras más experimentes, tendrás más posibilidades de mejorar tus proyectos y ser original.
6 Busca el equilibrio entre tus proyectos, gustos y talentos
Hay dos materias que marcan a muchos estudiantes de diseño: fotografía e ilustración. En ellos encuentran un gusto muy particular, pero cuesta un poco de trabajo darse cuenta de ello, hasta que deben resolver proyectos más complejos. Cuando en semestres más avanzados piensan en hacer una revista o una campaña publicitaria, piensan en la dificultad que implica buscar imágenes en buena resolución que les puedan servir para ejecutar sus ideas, sin ver que pueden tomar sus propias fotos o ilustrar sus campañas. Lo mismo sucede con tipografía, teoría del color y hasta animación.
Como resultado, tus trabajos serán mejores, más auténticos y te será más fácil resolverlos, con herramientas que seguramente dominas.
7 Finalmente, planea tu futuro
Parece frase de seguros de vida, pero realmente el tener clara una ruta de qué quieres hacer te ayudará mucho a enfocarte desde un principio. Imagina a alguien que entra a trabajar a una agencia de publicidad. Inicia muy joven y va escalando puestos y ganando más. Años después se da cuenta que preferiría trabajar en una editorial haciendo libros, para lo cual deberá dar un giro radical a su carrera y empezar de nuevo, con un puesto de recién ingreso y un sueldo muy bajo, seguramente ya no podrá aceptarlo porque tiene compromisos económicos que cumplir. Mientras acumulas experiencia se reducen tus posibilidades de cambiar de giro, se vuelve más difícil.
Si aún no sabes en qué área te quieres desarrollar, puedes buscar, entrar a trabajar a algún lado y si no es lo tuyo probar en otro. Puedes darte ese lujo mientras estudias o en tus primeros años como profesionista, pero mientras más claro tengas tu objetivo, más fácil ubicarte desde el principio en el área en la que deseas desarrollarte.
Espero estas líneas te sean de utilidad en tu desenvolvimiento profesional.