El proceso de diseño y desarrollo de productos no es una actividad sencilla, requiere fases de investigación, análisis y generación de ideas que requieren alta disciplina y concentración.

La academia enseña los procesos metodológicos para diseñar un producto, sin embargo eso no garantiza que el diseñador aprenda a diseñar, en general la experiencia que brinda la repetición del proceso mismo garantiza mayor efectividad en la toma de decisiones, según Kathryn Best en su libro Management del diseño: estrategia, proceso y práctica de la gestión del diseño (2007).

A pesar de eso el principal inconveniente en la realidad productiva es la inmediatez. Cada proyecto requiere respuestas rápidas de los creativos y de los equipos de desarrollo de producto. Al existir tal velocidad en las solicitudes de los clientes no queda tiempo para desarrollar todos los pasos de la metodología. Al requerir ver los prototipos de los productos por ejemplo, se pasan por alto los espacios de investigación de perfiles de usuario, materiales y tareas requeridos para un desarrollo eficiente.

Es importante que no olvidemos los pasos metodológicos, estos garantizan que el producto a diseñar tenga en cuenta una gran cantidad de variables controlables y no controlables que el diseñador no puede olvidar. Si el cliente necesita el producto ya la estructura de respuesta de la empresa debe estar enfocada a obtener mayor velocidad pero sin eliminar los procesos de investigación, análisis y prototipado, que tal vez a largo plazo generen altos costos, pero en un futuro garantizaran la sostenibilidad de los proyectos.