La idea del proyecto estaba consensuada, restaban ultimar detalles de algunas vistas y plantas.
El espacio se había resuelto muy bien y solo había que pasar en limpio todo para presentar al cliente. El contacto comercial antes de retirarse dejó un pedido que inquietó al estudio por completo.
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“Fíjense de ponerle algo de diseño a las láminas para la presentación. No sé, ustedes me van a entender. Que impacte, que venda”.
¡¡Chan!! se cerró la puerta y todo se revolucionó.
¿Qué quiso decir con esto de ponerle diseño, que impacte, que venda?
El equipo se quedó en silencio, nadie sabía qué decir, casi que ninguno sabía si debía decir algo. Estaban confundidos y contrariados. De pronto el más experimentado que había escuchado desde la otra oficina lo dicho por el cuentas preguntó si todos tomaban café.
Volvió a preguntar pero esta vez con tono más enfático hasta que uno reaccionó y todos en cadena asintieron con la cabeza.
El clima poco a poco comenzó a relajarse, el jefe del proyecto les pidió que mientras él preparaba el café colgaran las láminas de los prebocetos.
La pausa siempre surte buenos efectos
Todos con su café frente al futuro trabajo escucharon a su jefe que arrancó la tarde sabiendo por su experimentada trayectoria que terminaría en una larga noche. Comenzó a desatar este entuerto con una simple pero efectiva pregunta, ¿qué ven?
El más conservador rompió el hielo describiendo el proyecto, las virtudes y aspectos diferenciales que aportaría al entorno urbano.
La pregunta se volvió a formular, “…pero ¿qué ven?”
Vemos el proyecto dijo uno en forma enfática.
Perfecto respondió el jefe, y remarcó, eso es justamente lo que debemos hacer, resaltar el trabajo, el mensaje, la claridad de lo que estamos exponiendo. Eso es lo que necesita ver nuestro cliente.
Uno de los más jóvenes irrumpió nuevamente con la idea que el trabajo, según lo pedido, debía tener algo más potente, que impactara, que lo venda al cliente sin oposición y de inmediato.
Otro, lo frenó dejando bien clara su opinión. No, debemos trabajar bien el balance de blancos, la puesta en la hoja, la diagramación, una ordenada y limpia lectura y ahí es en donde debemos fijar toda nuestra energía, concluyó.
Hagamos un pequeño paréntesis
La discusión para quien ve esto desde afuera y no está adentro de estas cuestiones subjetivas puede resultar, en más de una vez, confrontaciones de locos con muy poco sentido práctico. Estos cambios de opiniones suelen ser muchas veces apasionados, con riquísimos argumentos y con un tono de voz levemente más alto que una charla normal. Y esto está muy bueno.
Estas situaciones son positivas para los grupos de trabajo, logran hacer entender y comprender que no todo es poner por poner, nos ilumina a encontrar el punto focal y su encuadre de manera estética, entendiendo siempre sus razones técnicas.
Recordando ART
Para quienes vieron la obra entenderán por qué estoy trayendo a este punto esta obra de teatro, paro los que no saben de que hablo y no la vieron les cuento un poco de que trata la obra a modo de sinopsis. Todo transcurre en entorno a tres amigos y la compra de un cuadro por uno de ellos en miles de euros.
Este hecho pone furioso al mayor en edad por no comprender como su amigo había cometido semejante acto de ignorancia al comprar un cuadro total y absolutamente blanco atravesado por tres finas rayas blancas en diagonal. El tercero trata de complacerlos a ambos con su apoyo, pero solo empeorará las cosas.
¿Y cuál es la relación?
Entiendo que cuando estamos hablando de diseño, siempre más que generar efectos, debemos ser consecuentes con lo importante que debe ser el acto de comunicar. Cuando me refiero a comunicar lo hago en todo sus sentidos, desde el verbal hasta lo no verbal. El cuadro blanco de la obra, era una excelente provocación por parte del comprador para con sus otros, era la excusa ideal para despertar, detonar y llamar la atención. Pero seguro te preguntarás, cómo se lograba todo esto si era un cuadro totalmente blanco, la respuesta es simple y en el precio económico de la obra está el mayor valor significativo, la desfachatez de exponer y exponerse desafiante despertaba la atención y reacción deseada.
Volvamos al principio
¿Qué quiso decir con esto de ponerle diseño, que impacte, que venda?
Para mí, debemos focalizarnos en ir a la esencia de lo que debemos decir, sin miedos y sin dudas. Que los espejitos de colores a la larga o a la corta se caen por inconsistentes, que el tiempo invertido en cortinas de humo es solo una pérdida valiosa de tiempo.
La palabra diseño la entiendo desde el lugar que encierra riquezas infinitas pero que también nos seduce de sobre manera a perdernos en ella.
Quizás en prestarle atención, pensarla y respetarla, esté el camino para su buena utilización.