Una carretera recta en un pequeño pueblo escocés ha sido balizada de manera que simule curvas, ¿la razón? obligar a los automovilistas a reducir la velocidad y evitar accidentes automovilísticos.

La decisión de Stirling, pequeña población de Escocia, ha funcionado para controlar el límite de velocidad permitido, que no supera los 50 kilómetros por hora, pero también ha sido objeto de críticas que aseguran que es más costoso diseñar un pintado de asfalto que, además de las líneas intermitentes en zig zag en medio del camino, incluye dibujos en las orillas que ayudan a reforzar la ilusión de que de verdad curvas.

Pero más allá de las críticas, los automovilistas han reducido su velocidad, lo que ha evitado que se disparen los accidentes y ha resultado mucho más efectivo que otro tipo de señales, equipos para fotomultas o infaestructuras viales mayores.

 

Gizmodo
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