Traducir el simbolismo de lo posible-imposible en una poética visual con un toque de dramatismo e imágenes pulcras para una campaña que promocione al BMW i8, sólo Gus Van Sant lo podía lograr.

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El afamado director de cine ha impresionado al mundo de la publicidad con la nueva serie de spots que promocionan al auto híbrido que resulta ser una oda a lo grandioso que somos.

La campaña consta de tres spots, en los que un protagonista-narrador recita un poema sobre lo imposible y lo posible, pero mientras escuchamos las palabras del actor en turno, vemos una metáfora visual, es decir, cómo el auto y los escenarios se convierten lo narrado.

Así, cuando la voz del narrador es enérgica, el automóvil nos muestra la potencia de su motor en una carretera y cómo lo baña un sol cálido y luminoso.

Los tres spots resaltan por ser sobrios en todos sus elementos visuales, primero el vestuario de cada uno de los actores, que son principalmente sencillos y elegantes, lo cual se puede equiparar con el diseño y la línea del BMW i8.

La fotografía de igual forma resalta por el uso de filtros que denotan la idea de sobriedad, es decir, no usa colores llamativos y esto mismo es clave para resaltar lo grandioso que es el ser.

Los escenarios usados en los tres spots también tienen una coherencia visual. Los tres muestran características diferentes del automóvil, por ejemplo, en el primero vemos correr al actor y luego vemos al automóvil en movimiento; en otro, podemos escuchar que la narradora habla sobre las alas y vemos la mecánica de las puertas del vehículo.

En conclusión, Gus Van Sant logró hacer una campaña poética y sobria, llena de imágenes limpias, algo que es característico de la firma de automóviles.