Después de más de tres años de trabajos de restauración a fondo fue develada por fin la estatua ecuestre de Carlos IV, escultura realizada por el Célebre Manuel Tolsá que marca año de 1803  como el momento de su inauguración original y que es popularmente conocida sencillamente como El Caballito.

Se trata de uno de los símbolos escultóricos más importantes de la Ciudad de México que actualmente luce desde la calle de Tacuba, en el Centro Histórico de la capital mexicana y que ha tenido como otros espacios al Zócalo de la ciudad y el Paseo de la Reforma, la más importante e histórica avenida de esta gran metrópoli.

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La larga restauración, supervisada por las autoridades federales del Instituto Nacional de Antropología e Historia -INAH- inició cuando en 2013 tuvieron que detenerse los trabajos originales de mantenimiento del monumento, lo cuales no estaban avalados por el INAH, sino por las autoridades locales de la ciudad. La restauración tuvo un mal procedimiento a base de ácido nítrico, sustancia que dañó la patina de la pieza.

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El descontento ante el daño provocado al Caballito no se hizo esperar -en Paredro te dimos cuenta de la reacción de las gente y diferentes instancias, pulsa aquí para recordar– y desde entonces y, tras varios retrasos, inició un intenso trabajo especializado que hoy le devuelve  esta significativa pieza el esplendor que ha impactado a los habitantes y los visitantes de la Ciudad de México y les ha dado una noción de orientación y hasta sentido de pertenencia… mira cómo quedó en las imágenes que presentamos para ilustrar esta nota.

 

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