El diseño plano o flat design es, según muchos, una filosofía de diseño. Piensen en los nuevos diseños web que dejan de lado las sombras, relieves, texturas y degradados. O la interfaz de usuario Metro de Microsoft, que se destaca por su pulcritud, tipografía nítida y elegante con colores sólidos. O, por qué no, los tan habituales interiores racionalistas con muebles en su forma más básica, despojada de ornamentos y elementos pesados con colores o texturas. O en la calculadora de un iPhone y, sea de paso, el iOS7 de Apple. Podríamos seguir infinitamente.

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Ante todo, buen diseño

Podemos hablar de diseño gráfico, diseño industrial, diseño de interiores, arquitectura o lo que tengan en mente. Podemos hablar de flat design, de minimalismo, de racionalismo pero, salvando la distancia, nos referimos a cualquier cosa que haya sido reducida a lo esencial, despojada de elementos sobrantes.

El diseño minimalista se pregunta: ¿realmente necesitamos todas esas señales visuales y detalles adicionales? El contenido debe sobresalir y ser el punto focal. Desde el punto de vista visual, el diseño minimalista está destinado a ser calmo puesto que debe llevar a la mente a lo básico, de ahí su relación con la cultura oriental y el Zen. En otras palabras, menos es más.

Partamos de la base de que no debemos confundir minimalismo con buen diseño. De la misma forma que el arquitecto portugués Eduardo Souto de Moura expresa: “No hay arquitectura ecológica, ni una arquitectura inteligente, ni una arquitectura sustentable; sólo hay buena arquitectura. Siempre hay problemas que no debemos descuidar: la energía, los recursos, los costos, los aspectos sociales. Hay que prestarles constantemente atención a todos”, podemos decir que no hay diseño  —arquitectura, diseño gráfico, diseño industrial y, más recientemente, el diseño web— minimalista sino que hay buen diseño. Y si, el buen diseño claro que es discreto, honesto, comprensible, minucioso hasta en su último detalle pero también es útil, innovador, estético, resistente y responsable.

Una escoria preponderante

Bajo esta aparente nueva pancarta del diseño veo que han brotado de no sé dónde —realmente— una parva de diseñadores que dicen abocarse al Diseño de Experiencia de Usuario (UX) y Diseño de interfaz de usuario (UI). A pesar de escuchar explicaciones floreadas del éxito que genera ser un diseñador UX o UI, a fin de cuentas pocos saben explicar qué están haciendo. Al preguntarles qué hacen, se justifican al decir que es ‘subjetivo’ o ‘complicado de explicar’. Dudo de que sean muchos los que adoptan esta mal llamada filosofía por convicción y no por dinero. Entonces, me pregunto: ¿por qué sucede esto?, ¿son conscientes de que, aunque hoy nadamos en la abundancia del flat design, el mundo no será plano para siempre?, ¿saben a qué sitio irán a parar luego de que el flat design quede en el pasado?

Es inconcebible pensar que un diseñador UX o UI posee capacidades distintas a las de un diseñador gráfico porque, a priori, es el diseñador gráfico el que debe poseer sólidos conceptos de experiencia con los usuarios y las interfaces de las aplicaciones. El diseñador es uno. El diseñador es diseñador, no es artista. El diseñador debe observar y asociar para resolver problemáticas.

El diseñador del futuro debe saber sobre mercadotecnia, la neurociencia, la comunicación y las conductas sociales, más instruido en la visión paradigmática que en la producción de ideas. Pero bajo ninguna circunstancia, creo que debamos ramificar y dividir de tal forma la profesión del diseñador.

Un trasfondo esencial

El minimalismo se volvió un dulce empalagoso del que los diseñadores hacen uso desmesurado. Hay que ser minimalista porque la moda lo pide. Porque es lo que hacen los grandes como Apple. Porque a la gente le gusta. Porque queda lindo, porque es moderno. Pero también por la casi perfecta relación entre el facilismo preponderante de los diseñadores y la fácil elaboración de diseño plano, “minimalista”.

¿Será acaso debido a las limitaciones que se le imponen al diseñador ante el diseño asistido por computadora? Me veo poco interesado en extenderme en planteos clichés, como el que afirma el fin de lo artesanal en favor del avance de la tecnología pero me pregunto si no hay una relación plenamente intrínseca entre esta aceleración fascinante permitida por la computadora, el facilismo de la simpleza y de una cultura que poco a poco olvida la paciencia y dedicación al proceso creativo. Véase al polémico pero renovador Frank Lloyd Wright, quien concebía de forma integral sus construcciones, pensando desde la fachada hasta el Vitro de la lámpara que se encontraba ubicada específicamente en la sala de estar. ¿Acaso no parece inimaginable y hasta ridículo hoy en día pensar en un proceso creativo de semejante metodología?

El diseñador no puede limitarse al minimalismo como, tomando el caso de la arquitectura, un diseño de figuras cúbicas y bañadas en blanco y negro con algún toque ocasional de color porque, de esa forma, nos estamos quedando con una cáscara endeble e ingenua. De este modo, se olvida un trasfondo primordial en dos sentidos: por un lado, lo que implica hacer diseño minimalista verdaderamente, lo cual dista de ser solamente un diseño elegante sin muchos adornos añadidos; por otro lado, se descuida también muchas veces la esencia del mensaje, producto o idea a comunicar a cuestas de un diseño que no tiene en cuenta ni lo diseñado ni el entorno. Conclusión: hacer diseño minimalista parece fácil pero en verdad no lo es. A priori parece sencillo pero lo cierto es que al reducir la paleta de herramientas y recursos del diseñador, es necesario por parte de éste que sepa transmitir con suma eficacia la idea en cuestión. ¡Claro está que el verdadero desafío es ser simple!

Un diseño simple y plano puede ser un diseño minimalista pero puede ser también un diseño pobre. Lo opuesto a un diseño recargado o kitsch no es la simplicidad, sino el minimalismo cuidadosamente estudiado y planificado. No soy un fanático del acto de sobre-diseñar, donde el exceso de diseño se convierte en un hábito. Sólo pretendo que seamos conscientes del abuso que se hace del diseño minimalista sólo por vender más. Aristóteles ya sabía perfectamente que el mundo no era plano. Seamos conscientes.