Volviendo a mi casa en auto, el locutor de la radio anunciaba que íbamos a escuchar un tema antes de ir a la tanda. A modo de arenga radial elevando la voz dice que suena soda con el tema “Ella usó mi cabeza como un revólver”. Hasta ahí todo normal, subir el volumen, tararear la parte que me remontaba a la adolescencia y fijar la imagen en alguna frase poética como que pasa el tiempo y ahora creo que el vacío es un lugar normal.

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Todo transcurrió hasta el punto que me encontré volviendo de forma repetitiva a la idea de esa cabeza empuñada por un ser femenino, dominante y transformador de la persona que ahora tenía la capacidad de escupir balas en forma secuencial tal revólver enfurecido.

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¿Pero quién era esa mujer, quién que en nuestro universo creativo puede ejercer semejante presión como para que nuestras ideas salgan como balas?
Giré la cabeza y claro ahí estaban, Las Musas, esas nueve hijas de Zeus y de Mnemósine que según la mitología griega fueron engendradas en nueve noches consecutivas.

Para ilustrar un poco quienes aparentemente nos gobiernan les cuento que, Calíope es la musa de la elocuencia y de la poesía épica, Clío es la musa de la historia, Erato la musa del arte lírico de la elegía, Euterpe es la musa de la música, Melpómene la musa de la tragedia, Polimnia es la de la retórica, Talía de la comedia, Terpsícore de la danza y Urania de la astronomía y de la astrología.

Es sabido que a estas chicas inquietas siempre se las ha asociado al arte y que los poetas las invocaban al comienzo de sus obras para que les proporcionaran las palabras adecuadas en su hacer.
Pero en nosotros los diseñadores y en el diseño, que está muy lejos a mi entender de ser arte, deberíamos tener alguna forma de inspiración, alguna musa que nos domine.
Alguien debe ejercer esa presión que lleve a nuestra cabeza a funcionar como un revólver, que logre ese certero disparo en el otro.

Ahí es donde fijé mi cabeza, en qué y quién movía mi cabeza para realizar las cosas que hago, de dónde salen la ideas que uno plasma en un papel, cómo es ese destello que se produce para resolver y seducir a un cliente que es una buena opción.

Nuestro trabajo tiene constantemente un salto al vacío que suele tener por lo general un final feliz, preciso y acorde a la necesidad, pero algo más debe haber.

Descubriendo mis musas

Poder ponerme a jugar en imaginar qué me inspira, debo reconocer que me estimula y divierte.
Primero vayamos a ver que dice el mata burros digital de la web con respecto a la palabra inspiración.
Inspira f. Acción y resultado de inspirar: inspiración de oxígeno.
Impulso, estímulo creador, especialmente en las artes:
el mar es la fuente de inspiración de su música.
Lo inspirado: ha sido una inspiración que me decidiera a venir porque no pensaba pasarlo tan bien.
Ilustración sobrenatural que Dios comunica al ser humano:
inspiración divina.

Es difícil no pensar que alguna de las definiciones no encaje y funcione como combustible.
Si pensamos en lo fuerte y presente del aire entrando por nuestra nariz, cada vez que estamos frente al mar, nos comenzará a transportar un poco de nuestro lugar físico, entendiendo que es nuestro deseo el que seguramente nos movilice y estimule a hacer lo que hacemos en cada rapto de inspiración.

El otro día cerraba este espacio con unas palabras de Matthieu Ricard donde hablaba de las simplicidades, de lo maravillosas que eran y que de una vida simple nace un corazón simple. Indefectiblemente pienso que las musas seguramente no podían ser menos de nueve ya que cada una debía entregarnos una inspiración única y simple apelando al modo que Ricard expresa de muy buena forma.
Reconozco en mi actitud esa simpleza que más debo haber trabajado en mi vida profesional, me es casi imposible descubrir alguna fórmula rara y sofisticada en todo mi recorrido que al pensarlo reflexivamente se dificulta en el análisis por lo entreverado y complejo de las cuestiones mínimas.

La actitud seguramente es algo muy complicado de delegar de igual manera o forma, pero no es algo imposible de cultivar para quién se esté pensando profesional y en el hecho de reconocer cuál es nuestra propia actitud ya estaremos empezando a transitarla en pos de mejorarla o mínimamente registrarla.

La inspiración seguro espera como una novio en el altar a su hoja en blanco, sabe que es hermosa, sabe que es principio y final de todo, ahí está el miedo, el futuro, la angustia, el desafío, la oportunidad y un pequeño fragmento de letra de Jorge Drexler que con entusiasmo infantil que dura hasta hoy, una canción me trajo hasta aquí.