Desde tiempos muy remotos, el branding ha existido y se ha caracterizado por ser un elemento visual para identificar, según explicó Edgar González, pero convertir a una marca en una lovebrand implica asociar no sólo una necesidad básica, sino una emoción.

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Durante la conferencia El diseño del branding emocional aplicado en el arte de la publicidad, González recordó que los símbolos han servido para que las personas reconozcan la pertenencia y así hagan asociaciones mentales.

El branding se trata de un concepto de marca, es un “herraje, eso que identifica al producto”, aseguró González.

Pero no sólo se trata construir una identidad, pues “una marca es un conjunto de sensaciones, experiencia y emociones que establecen entre el consumidor y el producto o servicio”.

González explicó que son tres los elementos para los que sirve el branding:

* Diferenciación: sirve para poder diferenciar una marca de las otras.
* Asociación: una vez identificada se asocia con servicio o calidad.
* Recordar: el nivel de amor del consumidor por una marca.

González retomó a Walter Landor para asegurar que “las marcas se crean en la mente”, por que dejan una marca emocional en los consumidores, es decir, una marca puede pasar de una simple marca genérica a una lovebrand.

Pero el proceso para llegar es largo y esto implica pasar más allá de las necesidades básicas del consumidor, que no sólo ofrezca: garantía de calidad y sea respetada; sino,garantía de valor, sea personal, icónica, sensorial y amada.

Esto lo han logrado a través del manejo de las emociones, pues han hecho historias para que la gente se sienta motivada, “a la gente le encantan los héroes”, por que “refuerzan la seguridad”.

Finalmente, durante su plática en el Design Day, González aseguró que la fórmula básica del branding emocional es tomar una emoción básica y complementarla, por ejemplo, el temor, que muchas veces es utilizada por las marcas como “figura aspiracional, para que se asocie con un estilo de vida”.