Un día los arquitectos del recién inaugurado parque de Disneyland se acercaron con Walt Disney. Mientras desenrollaban los planos le explicaban que era necesaria la construcción de una pequeña barda, ya que la gente estaba maltratando el pasto de un pequeño jardín para ir de un juego a otro. «Con esta barda, la gente entenderá que debe rodear el jardín para pasar del otro lado», decían a manera de justificación.

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Walt Disney los interrumpió: «En lugar de construir una barda, lo que deben hacer es construir un paso», y es que la gente tiende, como los ríos, a tener un cauce que resulta natural, en lugar de forzar a la gente para que camine de una forma forzada, hay que hacer que su experiencia ante casi cualquier cosa sea de manera natural.

Esto lo entendía bien Walt Disney, que creó un parque de diversiones que hoy continúa siendo «perfecto». Nunca van a ver a una botarga de Mickey Mouse descabezado o algún chicle pegado abajo de las mesas, tampoco verás algún poste despintado o que comience algún show sin que la gente se haya acomodado en sus lugares.

De vez en vez aparecen estos visionarios que entienden la necesidad de la gente en lugar de forzarla a usar sus productos contra natura. Otro ejemplo en Steve Jobs, que se preocupaba no solamente por crear piezas tecnológicas que nos ayuden a ejecutar tareas, sino que la interacción que tenemos con ellas no sea de una manera forzada o compleja.

Un ejemplo de esto es el iPod. Este pequeño aparato portátil para escuchar música, debía proporcionar una experiencia que no complicara su tarea principal: dar «play» y escuchar música. Por ello, se ligó a una computadora, donde el usuario pudiera crear listas y organizar su música sin necesidad de perder tiempo tratando de hacerlo directamente en el dispositivo, lo cual resultaba en un experiencia bastante compleja de acuerdo a quienes participaron en los focus groups iniciales.

Hoy, que nos hacemos de Apps en nuestros celulares y dispositivos para ejecutar cualquier tipo de tareas, buscamos incansablemente solo aquellos que en verdad tengan una razón válida para habitar en nuestros aparatos, aunque a veces, sin hacerlo totalmente consciente, buscamos una experiencia que nos sea natural, que no nos fuerce a tener que aprender a usarla. Buscamos experiencias simples y naturales. Lo vemos en que las Apps de mayor éxito son aquellas que, más que hacer alarde de la tecnología, apretando botones y complicándonos la existencia, son las que resultan más sencillas, incluso sin un manual de instrucciones o un tutorial previo, aprovechan la cultura que hemos adquirido en el uso de dispositivos y explotan solo aquellas diferencias que la hacen superior a su competencia.

Hoy en día la experiencia del usuario (UX) está determinada por hacer simple lo complejo, por hacernos familiar a su uso y que su manejo sea más intuitivo y lógico, ahí está la diferencia, tan grande como se esforzaba Walt Disney, lograr lo sencillo suele ser un proceso muy difícil.

Diseñador gráfico con maestría en diseño editorial por la Universidad Anáhuac y con cursos de Publishing en Stanford. Actualmente dirige MBA Estudio de Diseño, dedicado al diseño editorial, identidad y publicitario, además de realizar scounting y contratación de talento de diseño para diferentes empresas. Es profesor en la Universidad Anáhuac y la UVM. Le gusta la caligrafía, tipografía, la música y la tecnología.