Ya sea para mostrar una cara más amable o por interses políticos, sociales o financieros, manipular videos y fotografías por medio de Photoshop y otros programas de edición de imágenes se ha convertido en una práctica cada vez más utilizada por gobiernos, empresas u organismos. Ejemplos de ello existen varios y algunos de ellos han ocurrido recientemente.
El más reciente ejemplo de esta aseveración se encuentra en unas fotografías sobreeditadas con Photoshop que muestran al presidente mexicano Enrique Peña Nieto y a su comitiva en imágenes poco creíbles durante el recorrido en una zona de desastre tras la explosión de una planta petroquímica.
Y en medio de esta misma tragedia el gobernante estatal, Javier Duarte -quien por la imagen negativa que tiene ante la opinión pública habría sido borrado de las polémicas fotos que presentó el presidente Peña-, pareció darle poca importancia al asunto y se atrevió a publicar una escandalosa fotografía de la explosión que ni siquiera describe los hechos, pues se trata de la instantánea de unos ataques ocurridos en Libia… otro error garrafal que involucra a la imagen fotográfica.
Pero los gobiernos no son las únicas entidades que manipulan la información visual por intereses ajenos a la imagen, su veracidad y la búsqueda de la verdad. Hace algunos años fue sonado el escándalo protagonizado por el Senado mexicano y Televisa, la empresa de televisión más importante de México.
En los días en que se discutía una reforma en telecomunicaciones que no convenía a los intereses de la televisora, la poderosa empresa fue capaz de borrar, con efectos de cámara, a aquellos legisladores que promovían los cambios en la ley cuando se hacía la cobertura de este tema noticioso.
Este caso recuerda al que ocurrió el año pasado, cuando tras los ataques ocurrridos en el semanario Charlie Hebdo, un diario judio ortodoxo eliminó digitalmente de su fotografía de primera plana a la mandataria alemana Angela Merkel y a otras mujeres que participaban en una manifestación que repudiaba la violencia.
Como vemos, la manipulación de las imagenes fotográficas y televisivas es una práctica que se ha generalizado para responder a intereses particulares que muchas veces se alejan de los objetivos informativos para los cuales han sido concebidos.
