Durante el Renacimiento, época en la que el arte universal y el humanismo vivieron una nueva época de oro, una de las obsesiones en las técnicas plásticas fue alcanzar el realismo escultóriuco y pictórico, lo cual casi se logra gracias al desarrollo de aspectos como la coloración, la perspectiva y un correcto uso de la luz y las sombras.

Si bien no se alcanzó una perfección fotográfica durante este tiempo, sí se sentaron las bases para que, más adelante, el barroco y manierismo, entre otros estilos, lo lograran. Esta misma base técnica es de la que se vale el ilustrador Emanuele Dascanio para lograr rostros perfectos.

Grafito y carboncillo mezclados lápices especiales para las artes gráficas, junto con una base de papel, son las herramientas de la que se vale Dascanio para imprimir en los retratos que dibuja un hiperrealismo basado en matices, luces y sombras.