El terrible complejo de la Iglesia católica, así como su intolerancia hacia la diversidad sexual, no tiene límites como tampoco parece tenerlo el clero hacia el respeto a la laicidad que dicta la Constitución Mexicana. Y tal aseveración relaciona en esta ocasión al diseño, el branding y la creatividad visual.
En el estado mexicano de Chihuahua recientemente hubo cambio de gobierno, el político Javier Corral tomó posesión como nuevo gobernador y entre los cambios promovidos está -naturalmente- una nueva imagen en el diseño e identidad visual de su administración y es justamente ahí donde la Iglesa católica ha mostrado su descontento.
Y es que el logotipo del nuevo gobierno muestra al territorio de aquel estado del norte mexicano con una cromática múltiple, aspecto que la arquidiócesis de Chihuahua considera que hace alusión a la bandera arcoíris que simboliza al moviento por la diversidad sexual.
Gustavo Sánchez Prieto, vocero de esta entidad religiosa ha solicitado públicamente modificar el diseño del nuevo gobierno y saca a relucir la vergonzosa actutud hómofoba de la iglesia y la posible comisión de un delito… y es que, como se sabe, al Estado mexicano en todos sus niveles lo determina una política constitucional de laicidad.
El Estado laico, descrito en la Carta Magna, garantiza en su Artículo 130, inciso E, que “los ministros religiosos no podrán asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor ni en contra de candidato, partido o asociación política alguna ni realizar actos de propaganda religiosa u oponerse a las leyes ni sus instituciones, NI AGRAVIAR, de cualquier forma, sus símbolos”… la injerencia de la Iglesia en los aspectos de EStado es innegable en este caso.
La administración del gobernador Corral ha declarado que los colores del diseño de su gobierno responden a la necesidad de inclusión y a la pluralidad política que se supone que compone a esta administración. sí mismo, los voceros del gobierno manifestaron que no van a polemizar con el Iglesia.
Mientras tanto, habrá que estar atentos a ver de qué manera la Iglesia mexicana arremete de nuevo con su guerra de odio hacia la diversidad sexual.
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