Era una época en la que los niños no tienen imaginación. Estás acostumbrados por el sistema laboral que sus jefes les digan que hacer. Desde las universidades el alumno está a la expectativa de la maestra para que le diga que hacer de tarea, qué actividad y que proyecto.

Somos un país que no tenemos incentivos para tener iniciativa. Por lo menos no nos motiva nada. Ya no se tiene imaginación. Los padres ya no les leen a sus hijos porque los mismo padres les dio flojera leer. Regalar un libro interactivo o sencillo a un niño de 8 años es como ver a Peña Nieto decir cosas inteligentes; es decir ahora, nunca pasa.

El cuento: “Matías y el Pastel de Fresas”. El híbrido de animación y película de “The Phantom Tollbooth” y como olvidar “La Historia Sin Fin”. Esto lo vi antes de tener 9 años de edad. Recuerdo que me generaba ansiedad al no entender porque un perro tiene un reloj en su estómago. O porque una tortuga gigante estornuda enfrente de un humano. También que hace un monstruo viviendo en un inframundo dentro de un refrigerador.

Sin cansancio alguno sigo viendo y leyendo estos 3 temas mencionados y cada vez entiendo cosas nuevos que hace años no lo hacía. Al principio de los 2000 aparece “Big Fish” narrando una gran historia dentro de subhistorias.

Por ahora vivo en una pesadilla en la que nadie lee. Es prácticamente ilegal cargar un libro, ya que te tachan de: “uy uy, mírenlo…que presumido”. La culpa la tenemos nosotros. Pues en las escuelas no generamos ningún incentivo para que lean. No hay intercambios de libros y poder compartir esa lectura.

En promedio un alumno universitario tiene 5 horas libres a la semana entre clases. Comen y hacen tarea. El resto del tiempo es como si fuera neófito en el entendimiento de la escasez de portar un libro. Fácilmente podrían leer uno por semana.

Es por eso que ahora ellos son prisioneros mentales en la que si por lo menos tuvieran libertad condicional no lo aprovecharían. Obviamente parte de falta de lectura, falta de imaginación, por ende falta de creatividad.

Gestionar un diseño de intercambio de libros dentro de los campus universitarios con estímulos e incentivos. Esto no es más que una invitación para que lo generen dentro de sus hogares, oficinas, pero principalmente en casas educativas y de educación continua.

Al despertar de esta pesadilla todos intercambian pero Pokemon Go y comentarios sobre el último trending topic. No podemos exigirle a un presidente que diga cosas inteligentes cuando nosotros mismo no lo hacemos. No creamos, pero sí consumimos lo que los otros países hacen. Así seguiremos celebrando año con año una independencia más de un país sin imaginación.