México D.F.- La semana pasada comenzamos un análisis de los tres aspectos necesarios para ser unas personas exitosas. Hablamos sobre el talento que traemos implícito y la necesidad de formarlo a través de la práctica. No todos lo tenemos en la misma proporción y a algunos nos cuesta un poco más de trabajo, pero resulta indispensable para ejecutar cualquier tarea que nos propongamos. De otra forma, sería como manejar un auto con llantas cuadradas.


El segundo punto que trataremos aquí es la preparación, el quitarrisas de los discursos motivacionales que te dicen que para alcanzar el éxito solo hay que desearlo y creer en ti mismo. Tampoco es mi intención reinventar los 7 hábitos de la gente exitosa de Franklin Covey o algo parecido, solo relfexionar en aspectos básicos de nuestra formación.

La universidad como factor de éxito
Al preparar este texto pensé que debía presentar casos de diseñadores exitosos que hayan tenido una formación académica y otros que no. Los primeros ejemplos no académicos que me vinieron a la mente fueron Steve Jobs y Gabriel García Márquez, pero pensé que al estar tratando con diseñadores debía ser más preciso y buscar dentro de la profesión; cual no fue mi sorpresa al darme cuenta que cada persona investigada había tenido algún tipo de formación formal (y miren que sí busqué, y el único que estaba seguro que no había ido a la escuela era Vicente Rojo pero no pude corroborarlo).

Por lo mismo, no negaré el hecho de que se pueda triunfar sin un título colgado en la pared, conozco mucha gente que lo ha hecho y les va muy bien, pero desafortunadamente no todos podemos ser Steve Jobs. Para alcanzar el éxito es necesario tener un plan establecido y mientras esté mejor elaborado, nuestras posibilidades irán siempre a la alza. Los estudios son tan solo el primer paso.

El «pero» es para nosotros los diseñadores, ya que siempre existirá una gran colina por escalar y que se vuelve más difícil que a la mayoría de la gente por razones propias de la naturaleza de nuestro perfil. Por ejemplo, a diferencia de la mayoría de las profesiones, casi siempre llegamos directo a palomear «diseño» en la solicitud de inscripción de la universidad sin titubear, sabiendo desde antes lo que queremos ser. Otro factor que nos hace sentir diferente es que, al ser una carrera relativamente nueva, es baja la probabilidad que nuestros papás también sean diseñadores, casi siempre estamos innovando en la familia.

El problema real radica es que estudiar algo que está tan conectado con nuestra parte creativa nos aleja —consciente o inconscientemente— de algunos aspectos fundamentales que tienen que ver con negocios y administración. Vienen junto con pegado en los clichés que arrastramos históricamente, como «estudié diseño porque no tiene nada que ver con matemáticas» o «los diseñadores no sabemos cobrar por nuestro trabajo», temas que sin duda alguna merecen un análisis más profundo, pero eso será tema de otra ocasión.

Lo que debemos entender es que nuestra preparación básica está para resolver problemas de comunicación, no para meternos en lo que sucede en el mundo mágico de los números y el Excel.
Como consecuencia, la carrera de diseño parece tener un tope natural marcado en el momento en que se deja de diseñar. Muchos departamentos de mercadotecnia —por poner un ejemplo— son encabezados por mercadólogos principalmente, pero me ha tocado ver publicistas, ingenieros en sistemas, comunicaciones y administradores haciéndose cargo, casi nunca diseñadores (afortunadamente ya empiezan a haber casos, aunque un poco tarde).

El alguna ocasión una recién egresada me comentó que había dudado entre diseño y mercadotecnia, y dice que escogió la segunda porque tenía la impresión que ya como mercadóloga le sería más fácil especializarse en diseño y no alrevés. La verdad es que muchas veces los diseñadores nos quedamos cortos con respecto a aspiraciones a dirigir empresas que no tengan que ver con el diseño, pero perdemos de vista que en un futuro podríamos estar creando nuestra propia firma y para ello necesitaremos de una formación administrativa que desperdiciamos en etapas tempranas de nuestra carrera.

Otro punto importante está en el hecho de que muchos genios abandonaron la escuela al sentir que no estaba a la altura de sus expectativas, finalmente, sean o no graduados, con carrera terminada o trunca, resulta innegable una formación para poder triunfar, al menos en el diseño.

El plan de tu vida
Una pregunta muy común en las entrevistas de trabajo es «¿Cómo te ves en 5 o 10 años?, ¿qué planes tienes a mediano y largo plazo?». No falla, siempre dejan pensando a los candidatos porque muchas veces no tienen claro su propósito en la vida. Es entendible que mientras somos jóvenes, no queremos comprometernos a largo plazo con una respuesta tan contundente.

Muchos contestan que quisieran dirigir un departamento de diseño, tener su propio despacho o ir al Mundial en Brasil. Quiero pensar que en gran parte por modestia nadie diga que quiere cambiar diseñar la tipografía más exitosa del mundo o ganar un millón de pesos por hacer un logo. Lo cierto es que necesitamos un objetivo claro que podamos alcanzar. Quizá en el camino encontremos algo mejor en qué pensar o que las circunstancias nos hagan cambiar de planes, pero gracias a ello podríamos visualizar mejor y no alejarnos tanto de los temas que realmente nos interesan. Es como tomar una carretera de México a Monterrey, podremos terminar el recorrido en Chihuahua o Saltillo, pero es imposible terminar en Cuernavaca o Mérida.

Otro factor es la experiencia que a la larga puede convertirse en tu enemiga. Si te gusta el diseño editorial y por azares del destino trabajas en diseño de empaque, poco a poco estarás escalando lugares hasta que tu posición y sueldos sean equivalentes a un diseñador senior. Si en ese momento decides cambiar de rumbo hacia lo que realmente te gusta, es muy poco probable que una editorial te ofrezca un sueldo o posición equivalente. Deberás hacer un gran sacrificio y comenzar desde abajo otra vez, con factores en contra si ya tienes una familia que mantener o compromisos económicos fuertes que cumplir. En cambio haber empezado en diseño editorial te permitirá hacer movimientos de una empresa a otra cada vez con mejores posiciones y una remuneración mayor. Incluso puedes cambiar de enfoque, de trabajar en libros de texto es factible brincar hacia otra especializada en farmacéutica, pero tu conocimiento y experiencia jugará siempre en favor tuyo.

Hoy en día alcanzar el éxito requiere de una dedicación bien enfocada, casi todos los genios comenzaron desde temprana edad. ¿Hay excepciones? Claro, pero implica más sacrificio y esfuerzo. Si aún estás a tiempo dedícale unas horas a planificar tu futuro. Quizá sacrifiques una oferta de trabajo atractiva, pero a la larga, es más fácil ser recompensado teniendo claro tu objetivo profesional.