En el día a día, con los tiempos tan recortados y con la enorme facilidad de enviar archivos por la red, de repente no reparamos en la importancia de un instrumento como la prueba de color.
A lo largo de mi carrera he visto todo tipo de cosas; desde mandar una aprobación en pantalla hasta solicitar corridas muestra a la imprenta para aprobar color y calidad; pasando por aprobaciones en pdf, word, excel, o bien, sobre impresiones láser o de inyección sin el más mínimo control de color o calidad.
En las entregas anteriores quedó claro, espero, que dos personas no ven igual, ¿cierto? También quedó claro que nuestra pantalla y las de nuestros clientes seguramente no despliegan los colores iguales.
No mencionamos al word ni al excel por que no es el tipo de software que está pensado, diseñado y desarrollado para nuestra profesión. Es como filmar cine en un teléfono móvil, se puede, pero no tiene la misma calidad.
En cuanto al pdf, pasa algo similar. Un archivo pdf preparado para impresión de alta calidad no lo va a poder ver correctamente nuestro cliente si no tiene la misma versión “profesional” del software que nosotros usamos. Y seguramente, no va a llegarles por correo por que, por alguna razón que no tiene ninguna lógica, los correos de nuestros clientes mercadologos, por lo menos los míos, están limitados a 3Mb, y se sabe, es de dominio publico en esta profesión, que un archivo de un empaque, aunque sea en pdf de alta calidad, pesa mucho más de 3Mb. Por lo que el pdf también queda descartado. De todas formas, seguramente, hubiera sido desplegado en una laptop cuya pantalla…. no es para evaluar color.
Entonces, ¿que nos queda? si somos realmente profesionales, una prueba de color comercial impresa, calibrada y certificada. OJO, para mi, una prueba de color, es una impresión que ha sido previamente procesada por un software que compensa la enorme gama de color que tienen los pigmentos para impresión por inyección de tinta, y SIMULA un espacio de color estándar pre-definido, incluyendo el blanco del sustrato que fue usado para calcular ese estándar. El software también pueden imprimir sin compensar el archivo y por lo general se usa para imprimir fotografía de gran calidad. Los hay también para prueba de color sobre película transparente.
El sustrato que usan estos sistemas, no es el papel bond del club de precios. Es un sustrato cuyo proceso de producción está sujeto a controles estrictos de absorción de tinta y blancura (en el caso del papel). Esto nos permite que no tengamos que estar haciendo ajustes constantes en el software para compensar esas variables.
También, un software que se respete, debe permitir certificar la prueba de color, comparando una serie de parches de color impresos contra una tabla de datos numéricos y demostrarnos que la impresión esta dentro de la tolerancia que marca el estándar que hemos predefinido para nuestra prueba. Si no queda, hay que re-calibrar equipo y software y revisar el original mecánico.
Solo así estamos hablando de una verdadera prueba de color. Solo así, nuestro cliente puede percibir, dependiendo de su agudeza visual, lo que se debe buscar en la impresión a gran escala. El ideal es revisar esa prueba bajo una iluminación controlada de 5000°K. De lo contrario, algunos papeles y pigmentos pueden presentar un efecto que distorsiona la reflexión de la luz y que se llama metamerismo. En caso de que se presente metamerismo por condiciones físicas de la prueba de color, la evaluación y aprobación de dicha prueba no tiene ninguna validez y el resultado en la imprenta seguramente variará.
Tipos, tamaños y precios de los sistemas de prueba de color, hay para todos los presupuestos, por lo que por lo menos eso, no puede ser una excusa para no tener un sistema en la oficina.
Una de las ventajas que nos da contar con un sistema así, es que nosotros mismos estaremos seguros de que el archivo va sin fallas, es perfectamente reproducible en la imprenta, y con ello, ya no habrá aquél desagradable comentario de que nuestros archivos están mal. Claro, también es importante entender como funciona el color, estándares de color, procesos de impresión y todo lo que hemos hablado en las entregas anteriores.
También nos permitirá cobrar más, independientemente de que las pruebas de color las cargan a la cuenta del cliente, también, esa seguridad que le dan a su cliente de que su trabajo está bien hecho, técnicamente hablando, les permite subirle un poco a sus facturas, sin exagerar, pero ¿tienen ustedes una idea de cuanto cuesta ajustar una máquina, entonar la impresión y tener todo listo para una producción en masa? Y luego llegan ustedes con o sin su cliente al Vo.Bo. a pié de máquina y ajustan los colores, confiando en su memoria o en una impresión de inyección de tinta “cualquiera” …. hasta que les gusta? Consideren que una imprenta de mediano tamaño le agrega al costo, entre el 10 y el 25% de costo del trabajo solo para ese ajuste y merma de materiales durante el mismo ajuste.
Con archivos bien hechos, es decir, originales mecánicos profesionales, con manejo de color correcto, y una prueba de color calibrada y certificada, el tiempo del ajuste de una imprenta se reduce al 5% del tiempo cuando las condiciones anteriores no se cumplen, es decir, de ese porcentaje de entre 10 y 25% ustedes pueden ahorrarle al cliente, y a la imprenta, hasta un 80%. Sin mencionar que muchas veces los sustratos para impresión de empaques no son biodegradables ni reciclables, causando un daño ecológico acumulado incalculable.
Respondiendo a la pregunta de si ¿realmente sirven las pruebas de color? la respuesta es un categórico SI, y mucho. Pero sólo si se usan correctamente.