Quien pudiera escaparse del análisis y balances de estas fechas espero me de la fórmula.
Estamos de manera singular frente al final de todo un block de notas de 365 páginas que ya a esta altura está rasgado y golpeado por tanto trajinar.

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Por momentos sentimos que estas últimas hojas no son para tomar nota sino para relajarse, garabatear y hasta me atrevo a decir “maltratar” ya que hemos empezado a coquetear mirando y buscando su reemplazante en los escaparates de librerías.

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Lo que no hemos escrito ya no lo escribiremos, lo que nos propusimos y no se cumplió tampoco ya cuenta en el “hacer” y si hacer el balance te hace bien, pues hazlo.

Para mí, estas fechas son como estar en el cierre del viernes del año, un dejo de alegría y otro de nostalgia que seguro a la mañana del sábado todo será disfrute.
Desde mi perspectiva cultural en el hemisferio austral son tiempos de cierre, de vacaciones y calor. Momentos propicios para la extrospección y observación del mundo, una forma de salir a recolectar disparadores o generadores de ideas como las abejas salen en busca desesperada del polen que dará miel a su panal.

Esto que parece un relato simple y nada más, es un paralelo en el diseño. Uno piensa el mundo desde sus cuatro paredes, desde su ombligo o hasta donde la vista le permite ver. Pero pensemos cuan distintas serán estas fechas para quienes están en el otro hemisferio, en el boreal, donde todo es introspección, un alto en la mitad del camino, radicalmente opuesto a decir que estás en un cierre o punto final.

Cuando se tiene la oportunidad de observar y vivir la diferencia se tiene la oportunidad de comprender. Por eso en estos tiempos de “balances” prefiero quedarme con esta idea, la de observar, ponerse en el lado incómodo y comprender los por qué, que muchas veces están más cerca de la respuesta que nuestra propia perspectiva nos da.

Este año en lo personal me ha sido revolucionario, un año donde entendí y resolví muchas cosas que hasta acá no había visto.
El milisegundo posterior al cachetazo, ese preciso instante donde las yemas de los dedos impactan contra tu cara, el shock de adrenalina que invade tu cuerpo y hace clarificar tu cerebro.

Las ideas fluyen, las oportunidades llegan y la confianza crece porque todo se construye. Como este diálogo que he tratado de armar gracias a la oportunidad que PAREDRO me ha dado.

Poder sentarme a escribir semanalmente me ha sido sumamente enriquecedor, que algunos pocos se hayan animado a realizar comentarios ha sido sumamente gratificante. Y el saber que del otro lado del espejo hay alguien que comparte tus palabras o ideas en redes sociales genera un vértigo emocionante, único para quienes estamos acostumbrados a hablar solamente con imágenes.

Hoy vivimos en estado de contradicción en una época de profundos cambios y todo esto, sin saber bien a donde vamos, por eso en el transitar hacia el futuro no nos queda más que alzar la copa y agradecer por el tiempo que nos han dado, ese hermoso regalo que es existir.

¡Salud!