Se le conoce como personalidad de la marca o branding, a la percepción que tienen las personas sobre una marca, esto incluye las emociones, experiencias o características humana. Tener una impresión positiva es un trabajo que se construye día a día con distintas estrategias, y de acuerdo a la profesora y psicóloga social de Stanford, Jennifer Aaker, existen cinco dimensiones de la personalidad de la marca para definirlas.

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Las compañías pueden tener una o dos dimensiones, e incluso pueden llegar a abarcar las cinco (muy raramente), aunque siempre prevalecerá una que las identifique.

Sinceridad:

Esta dimensión hace referencia a las marcas que son honestas con su público, tienen los pies en la tierra, son auténticas y alegres, su mejor arma es la franqueza para ganarse la confianza y así lograr una fidelidad.

Emoción:

Esta personalidad es entusiasta, vanguardista, creativa, audaz, enérgica, por lo que su objetivo es generar esas emociones en los individuos, se crea una sensación de aventura.

Competencia:

La idea principal es mostrar atributos que destaquen sobre las compañías rivales, por lo que la sensación de superación, fiabilidad, inteligencia y éxito son una constante en este tipo de emoción.

Sofisticación:

Estas empresas invocan rasgos como el encanto, el glamour, elegancia y lujo. Son marcas que muestran como alcanzables sólo por unos cuantos, es decir, con un cierto prestigio.

Robustez:

Esta característica se define por las empresas que centran su trabajo en las actividades al aire libre, se trata de la rudeza, fuerza y tosquedad de sus productos.