Unite d´habitation de Marsella

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Hacia fines de la década de los ‘40 y principios de los ’50, en la posguerra, Le Corbusier diseña en Marsella, un grupo de viviendas que estaría conformado por un solo módulo autosuficiente: distintas tipologías por dentro de un edificio, tales como cines y teatros, mercados y viviendas conformarían una ciudad de la que no sería necesario salir, teniendo como referente a los tan imponentes transatlánticos. Además, se nota en su diseño un cambio de la estética: el hormigón ya no es liso, se lo deja en crudo con las huellas del encofrado, dando inicio a la Arquitectura brutalista.

Ahora bien, aquí es donde la propuesta de ciudad ideal pretendidamente homogénea y perfecta que ya había intuido Le Corbusier en Mileto se transforma en una distopía producto de la simplificación racionalista. Su idea de grandes edificios a los lados de autopistas no era más que un paisaje estéril de asfalto y cemento, totalmente inhumana.

Le Modulor

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En 1948 publica el libro llamado ‘Le Modulor’, donde da a conocer el diseño de su sistema de medidas aplicado a las geometrías y volúmenes que garantiza una adecuación a la escala humana del hombre universal. Las medidas parten desde la medida del hombre con la mano levantada (226 cm) y de su mitad, la altura del ombligo (113 cm).

Casa Curutchet

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Entre 1949 y 1953 se construye la Casa Curutchet en la ciudad de La Plata, en Argentina, donde se cumplen los cinco puntos a la perfección. Es un proyecto diseñado específicamente para aquel entorno, compuesto por un consultorio y una vivienda. Fue construido por Amancio Williams, quien garantizó una excelencia en los detalles constructivos, gracias a su carácter obsesivo.